viernes, 28 de diciembre de 2007

Descubrimiento en el día de navidad


¿Cuál puede ser el beneficio de una cola en una tienda en pleno día de navidad?
Bueno, de acuerdo a lo que me ha pasado, y por tanto de mi personal apreciación, una ventaja de tan desagradable situación es descubrir frases.
Resulta que el 24 de diciembre a las 2 de la tarde aun tenía que comprar unos regalitos. Me imagine que dado el día, la hora y el detallito de que los centros comerciales y las tiendas de toda Venezuela han estado llenos todo el mes de diciembre, la cosa resultaría fácil y rápida. ¡Uy que ingenuo!
Primero me fui a una tienda en el casco de Chacao, y su espacio mínimo hacia que uno se sintiera en el propio mercado de esa zona de Caracas por la cantidad de compradores/as presentes. Y la gente tomaba sombreros y bufandas, y yo no me decidía, y escogía anillos, pulseras y carteras, y yo en la misma duda, e iban hasta la caja, y yo seguía dando vueltas. Pero aquí no descubrí nada excepcional; conseguí algunos de los regalos y encontré el retraso típico a la hora de pagar a causa del colapso de los puntos de ventas.
Entonces me dirigí al Sambil, y nada más cruzar la Av. Francisco de Miranda y tomar la calle Elice, temí lo peor, y no me equivoque. El mall de la época estaba, para decirlo técnicamente, hasta los teque-teques. Guiado por la instrucción de la chica de información (“baje un nivel y camine recto hacia allá”, me dijo) llegué directo a la librería. Allí casi lloro. De verdad que hacia tiempo que no veía a tanta gente comprando en una librería. La cola frente a la caja parecía una de Mercal. Claro, la gente compra allí no sólo libros, sino juguetes, en un ambiente más agradable que una juguetería.
Huí del Sambil en búsqueda de una librería menos concurrida. Y la medio encontré. Mejor dicho, encontré completa la librería pero medio llena de gente, o medio vacía. También encontré los carritos que buscaba, así que no pude evadir la cola que me tocó hacerla en el pasillo de la literatura hispanoamericana. Casi me leo una obra de Saramago, pero preferí ir ojeando distintos títulos, hasta que me encontré el libro más reciente de Elisa Arráiz Lucca, Viernes a la sombra.
Y tan pronto lo abrí me encontré con la frase que ella usa para inaugura el texto, y que hoy justifica toda la cola de este día de navidad: El encuentro de dos personas equivale al de dos sustancias químicas. Si sucede alguna reacción ambas se transforman. Carl Jung.
A mi me parece que valió la pena.


Alejandro Luy
27 de diciembre de 2007

1 comentario:

Oona dijo...

Sr. Luy me estoy convirtiendo en su admiradora. Creo que Si valio la pena su cola de navidad!