martes, 8 de mayo de 2012

El twitter y yo

De verdad que el twitter debe ser no solo la red social sino, para decirlo técnica y genéricamente, la vaina más importante de la humanidad en estos tiempos. Y quien no lo crea fíjese en sólo este detalle: en una país de casi 30 millones de habitantes, con tasas de inseguridad e inflación de las más altas del planeta, su gobierno hizo un evento para celebrar los dos años de la cuenta del presidente. ¡Arrecho mi pana! A pesar de ellos, yo me siento nadando en contracorriente y por eso vengo a expresar que no tengo buenas relaciones con el twitter. Ésta es una red social perversa que le hace un daño enorme a la mayoría de los seres incorporados en ella, especialmente si eres un don nadie. El twitter, al que llegué con temor de la mano de mi hija, me ha hecho ser más idiota de lo que ya era. Fíjense ahora cuando veo a gente famosa, que te digo yo, Laureano Márquez, Nana Cadavieco, Alonso Moleiro, Leonardo Padrón, automáticamente les digo “hola, yo soy @alejandroluy (así con arroba y todo) y te sigo por twitter”. Aunque lo disimulan bien estoy seguro de que están diciendo para sus adentros “otro idiota más”. Y dicen “más” porque yo sé que no soy el único. Antes uno simplemente abría la boca, babeaba y perseguía con la vista al famoso, pero no evidenciaba la idiotez a viva voz. Twitter acabó con eso. Pero hay otras manifestaciones bolsas en ésta red social, que hasta pueden ser consideradas peores. Innumerables veces hay quienes me han escrito a mi cuenta la frase “si me sigues te sigo”, como si esa oferta, de un pendejo desconocido fuese un atractivo para mí. Claro, debo entender que en twitter es más el que más seguidores tiene y más tuitea. Además el twitter también es un camino para la frustración de la gente poco importante quien cree que si uno le escribe a alguien famoso, ésta le va a contestar; que si uno le dice un chiste van a responder “@alejandroluy jajajaja”. Entonces uno se queda esperando alguna respuesta de la persona que tiene un millón y medio de seguidores, y no pasa nada. Uno se queda como novia de pueblo: vestida y alborotada. Las únicas que hacen esa vaina, es decir responderle a un desconocido que dice una estupidez, son Diosa Canales y Brenda Marilyn y creo que tiene que ver con un asunto de la economía, la suya de ellas. Y hablando de economía y negocios, lo otro que no me convence del twitter es que seguir a ciertas cuentas es equivalente a colocar un canal de propaganda de 24 horas. La forma más económica y abundante de promover eventos de teatro, ya sean monólogos, stand up u obras de 10 actores, es ésta red social. Basta que uno de los involucrados envíe un mensaje para que otros mil, incluyendo productores, directores, amigos, padre y madre, esposas, amantes, la conserje del teatro, y el que cuida los carros afuera de la sala, haga RT, que inmediatamente será RT por el que inicio la cadena. Y así se genera una especie de caleidoscopio de RT, que se perderá entre las horas del día. Otra cosa que me aterra del twitter es que a un tipo como yo empiecen a seguirlo gente desconocida. ¿A cuenta de qué? ¿Pa´que coño? Acaso será para que yo lo siga. Será ese un código no escrito, que yo aun no he descubierto. Yo termino de escribir estas líneas seguro de que los pocos lectores que además usan fanáticamente el twitter me odiarán, pero quizás eso haga que a punta de RT y respuestas, milagrosamente mi nombre se vuelva TT, lo cual no haría otra cosa que darme la razón. Alejandro Luy 8 de mayo de 2012 Ilustración Rogelio Chovet Diagramación chimba, que no permite separar párrafos, el nuevo blog.