martes, 22 de enero de 2008

Revisen el producto


¡Ya va! ¡ya va! ¡Mosca con lo que van a hacer!, fue mi respuesta automática al enterarme, que parlamentarios italianos están interesados en el sistema electoral venezolano.
Según una nota de la propia oficina del CNE, que leo en su página web (http://www.cne.gob.ve/noticiaDetallada.php?id=4359) la Presidenta del CNE le dijo a siete representantes del parlamento italiano “que en Venezuela las elecciones son 100% seguras, por cuanto el sistema automatizado es totalmente auditable en cada una de sus fases".
No es por dudar de la palabra de la autoridad máxima del CNE, pero yo leo eso y recuerdo la (única) vez que compré un producto que usted sólo puede comprar llamando a un teléfono en el momento que ve la propaganda en la televisión.
Una vez en la casa, aquel aparato maravilloso resultó una comiquita del que salía en la pantalla. Yo caí en la trampa del ¡llame ya!, y no quiero que eso le suceda a los italianos…ni a los portugueses, ni a los españoles, ni a los bolivianos, ni a los...
Porque seguro que cuando esos legisladores italianos oyen que tenemos “un sistema automatizado” se hacen una falsa idea del producto. Porque, es verdad, la cosa está automatizada, pero la automatización no significa que llegamos al cielo.
Legisladores italianos: la maravillosa automatización de nuestra elecciones nos obligó a esperar mas de 8 horas los resultados de dos preguntas, cuyas respuestas eran si o no. Eso ocurrió hace 51 días y todavía no tenemos el boletín definitivo. ¿Imaginan cuando tiempo tardarán en nombrar sus alcaldes a esa velocidad de respuesta?
Claro estoy siendo injusto (¿cuándo no?). El problema no es la automatización porque aun tampoco sabemos el resultado del conteo manual de los 32 votos de Japón o los centenares (nunca miles) del Reino Unido o Francia.
El problema puede que sea otro, más de la gente que de la máquina. Pero de todas maneras, italianos mi recomendación es que antes de comprar el producto lo revisen con cuidado. Miren que hay quienes no aceptan devoluciones.


Alejandro Luy
22 de enero de 2008

Carta al CNE


Señores rectores y señora rectora del CNE, directores y demás miembros representantes de eso que llaman Poder Electoral.
Les escribo esta carta pública para hacerles una propuesta que seguro será respaldada po r millones de personas. No se pongan nerviosos (aunque me pregunto si habrá algo que a estas alturas los ponga en ese estado), ya que la innovadora solicitud no tiene nada que ver con el revocatorio presidencial.
Sucede que cada mañana, más o menos entre 6:30 y las 7:30, salgo de mi hogar de Los Teques para dirigirme a trabajar en el Municipio Libertador y vivir unas 12 horas en su perímetro, bien en la oficina, en las colas y/o sobre sus aceras.
De esta manera, como permanezco más de la mitad de mi vida en esa jurisdicción, considero "respetuosamente" que debería participar en la elección del alcalde no sólo del municipio donde vivo sino también el de Libertador y hasta el de la Alcaldía Mayor.
Estoy seguro de que ustedes tienen la capacidad de entender la lógica que está detrás de todo esto. Cuando se elige al burgomaestre, se contrata al funcionario público encargado del mantenimiento y funcionamiento de las calles, de la recolección de basura, del ornato, de la planificación de la ciudad, y si yo, por estar la mitad del día en sus calles, me topo con la basura en cada esquina, los semáforos sin funcionar, los parques y bulevares vueltos leña, es sensato que tenga el derecho a elegir a quien tiene que ver con mi diario vivir.
¿Les parece demasiada abstracta la justificación a mi solicitud? Entonces procedo a darle un ejemplo concreto, más bien asfáltico, nacido de lo que he venido viviendo al final de cada jornada laboral justo ahorita, a dos meses de las elecciones.
Fíjense, según la división territorial, los 5 primeros kilómetros de la carretera Panamericana de Caracas a Los Teques deben ser mantenidos, limpiados y asfaltados por el Alcalde del Municipio Bolivariano Libertador, es decir por Freddy Bernal. Pero sucede que los primeros 100 metros de la mencionada vía, por donde miles de habitantes de los Altos Mirandinos transitamos, están llenos de huecos. Así en ese punto, y cuando empieza a subir a su casa, cada conductor baja la velocidad de su auto como queriendo minimizar el daño a sus amortiguadores, y de pronto nos encontramos que la cola que uno consigue en Plaza Venezuela se debe a esos escasos metros que el alcalde de Libertador debe arreglar. El problema se sintetiza en la pregunta: por qué Bernal ha preocuparse por quienes no van a votar por él (si ni siquiera se preocupa por quienes viven en San Agustín o en Los Chaguaramos, agrega una amiga).
Entonces, rectores y rectora, directores y directoras, amigos todos del CNE, no creen ustedes que yo tengo derecho a incidir en la selección de aquel que debe facilitarme la vida. Créanme: yo debo votar en Los Teques y en Caracas. Es más, estoy seguro de que sí le preguntan a quienes viven en los Valles del Tuy, Guarenas, Guatire y el estado Vargas y trabajan en cualquier municipio del Área Metropolitana, ellos apoyarán esta solicitud.
Por favor, considérenlo. El 15 de agosto podríamos inscribirnos para votar en el municipio de "trabajo". Pero decidan pronto, para ver si cuando Bernal se entere de que podemos votar por o contra él, entra en campaña y asfalta la Panamericana.
Alejandro Luy
Publicado en El Mundo.

Ilustracion: Rogelio Chovet

Ni Ni: Llegó el momento


Ser o no ser he allí el dilema Hamlet. William Shakespeare
I
Ciertamente mi novia es fea, gorda y mofletuda. Además tiene bigotes y un carácter de perros (con respeto a los perros). Sus olores son insoportables, al igual que sus gestos y sus eructos.
Come como una bestia, pero no sabe cocinar. Odia el trabajo pero le encanta ir cada semana de compras a los centros comerciales para gastar un dineral en ropa que no le luce. Yo la mantengo a ella y al hogar donde vivimos. Ella es para mi como un impuesto venezolano: un dinero que gasto del que recibo pocos beneficios.
Aunque me duela confesarlo, también soporto sus malos tratos, sus gritos y uno que otro golpe de sus fuertes brazos.
De noche vemos juntos las novelas que ella elige. Algunas veces me toca la mano y hasta me da un beso. Algunas veces se acuerda de mi. Es obvio que de sexo nanai nanai desde hace mucho tiempo.
Pero de verdad que no soy feliz. Añoro eso que llaman cariño. Quisiera dejarla y hacer una nueva vida. Pero siempre me pregunto: ¿después de ella, quién?. ¿Acaso podré no extrañar sus ronquidos, sus peroratas y sus peleas?. Podré ser más feliz que ahora.
II
Sin duda esa morena está bien buena. Su figura es perfecta. Grandes y hermosos senos, cintura pequeña con claros signos de estar ejercitada, caderas anchas que se descubren por completo cuando usa sus jean de talle bajo. Sus ojos son grandes y alegres, y le hacen fiesta a una hermosa sonrisa. Además es una mujer brillante y culta. La tipa está buena y creo que le gusto.
Ahora que estoy frente a ella en esta fiesta, de esta manera tan distendida, no estoy seguro si deba invitarla a tomar un trago afuera. Es que a lo mejor ella acepta, y entonces nos vamos juntos y terminamos en un hotel. Entonces es posible que ambos disfrutemos de una noche sensacional, yo con poderosas erecciones y ella con estruendosos orgasmos.
Quizás empecemos un tórrido romance que culmine en boda y después de unos años ella quede embarazada, y luego tengamos dos o tres muchachitos. Entonces las tetas se le van a caer y tendremos que gastar un dineral en siliconas, y la cintura se ensanchará y de nada servirá la lipoescultura porque se pondrá gorda como un barril. Las piernas se le tornarán flácidas y sus nalgas sentirán el efecto de la gravedad.
Si ella se va conmigo esta noche qué pasará. A lo mejor llegamos juntos a viejos, y entonces tendré que soportar su olor de vieja. O a lo mejor se va a ahora conmigo al hotel y tenemos un pésimo sexo y no nos volvemos a ver.
III
Bueno ni ni: tienes la calavera en la mano. Ser o no ser, he allí el dilema. Llegó el momento: sí o no. Recuerda la frase popular: hombre cagao no preña mujer bonita.
Y claro, si se trata de una mujer ni ni, cambiará el ejemplo, pero la calavera es la misma.
Alejandro Luy
Publicado el 5 de agosto de 2004 en El Mundo
Ilustración: Rogelio Chovet

sábado, 12 de enero de 2008

Nueva nomenclatura micro-económica


Por favor no se asuste. Este artículo no fue escrito por un economista. Le juro que su esencia usted podrá entenderla. Le prometo que no le sucederá usted lo que a mí cuando Sophia (mi hija que está en sexto grado) en ocasión de un examen que tendría el día siguiente, me preguntó la diferencia entre microeconomía y macro-economía. Yo me bloquee y la mande a buscar sus apuntes para resolver el problema. ¡Tremendo susto compadre!
Mi intención es hacer explícito un nueva cultura económica que está surgiendo luego de la aparición (medio chucuta ella) del denominado bolívar fuerte y sus diferentes expresiones en billetes y monedas.
Como seguramente usted conocerá, en cada tiempo ha existido nombre para identificar a las distintas expresiones del dinero. Puya, fue llamada la moneda de 5 céntimos, locha la de 12 ½ céntimos, un fuerte o un cachete era el nombre popular del metálico de 5 bolívares. Alguna vez “un marrón” equivalía a 100 bolívares y una orquídea al billete de 500. Incluso, en un momento llegamos a tener los “tinoquitos” , billetes de 1 y 2 bolívares firmado por el presidente del Banco Central de Venezuela en tiempos de Carlos Andrés II, Pedro Tinoco.
Ahora tenemos seis nuevos billetes y sus nombres populares pueden surgir a partir de tres características: el color, la figura histórica que lo identifica o del animal que encontramos en su reverso.
Somos tan creativos que dudo que repitamos la fórmula del color. Eso de referirse al “vinotinto” al hablar del billete de 100 o “verdecito” al de 50, no me suena muy natural. Por otra parte, somos tan respetuosos de nuestros héroes que no me imagino al ciudadano común rebajar su nombre para ponérselo a un billete. Hablar de Miranda, Negro Primero o Guaicaipuro para referirse a 2, 5 ó 10 bolívares no va con nuestra idiosincrasia.
Pero está la tercera opción: los animales. Estoy convencido de que haber usado seis representantes de nuestra fauna en los billetes será útil en la educación ambiental y creará la plataforma para una nueva cultura micro-económica del día a día. Ya usted verá que en poco tiempo nuestras relaciones económicas serán más salvajes.
“Chamo préstame un cardenalito y te lo pago a final de mes”, “me costo un oso y una tortuga”, “verga, me cobraron un cachicamo por un café grande en la barra” y frases similares hablando de toninas y arpías serán muy comunes prontamente. Yo pronostico que estos seis animales en extinción que están en los billetes nuevos cambiarán la forma de hablar de los ciudadanos y de las instituciones. En algún momento el SENIAT informará que el valor de la Unidad Tributaria es de “dos tortugas y una tonina” y el Ejecutivo elevará el salario mínimo a “siete cardenalitos y una arpía”. Quizás conseguir la cita para sacarte el pasaporte costará “cuatro osos” o “dos cardenalitos”.
Lo mismo sucederá con las monedas pero acerca de ellas no puedo expresar ningún comentario ya que después de 12 días del nuevo “signo monetario” sólo he visto una de las 80 millones de piezas que, según dice el Banco Central de Venezuela, están en la calle. Cuando las conozca, hablamos.


Alejandro Luy
12 de enero de 2008

Reconvertidos


De verdad que sólo la mención de la reconversión monetaria y la entrada del Bolívar fuerte en nuestras vidas a partir del mes de enero ya ha empezado a tener impactos sicológicos y de otro tipo a todos los ciudadanos.
Aunque parezca descortés, comienzo hablando de mi caso. Cerca de donde vivo hay un indigente con algunos problemas mentales que pide a todo transeúnte "100 bolos". La lógica indica que, dada su condición, este hombre no debe estar enterado del plan ideado por el Banco Central y el cambio de nuestra moneda a partir de enero de 2008. Pero, ¿y si el tipo no está tan loco? ¿Qué pasa si sigue pidiendo en enero "100 bolos" y se arrecha si no le das lo que el realmente espera, es decir 100 bolívares, pero fuertes, es decir 100.000 bolos actuales? Yo aun me devano los sesos sobre cual debe ser mi accionar. Así mientras sigo dándole sus "100 bolos" cada vez que lo pide, pienso si será adecuado conseguirle información sobre la reconversión y las nuevas monedas y billetes, dedicarme personalmente a instruirlo o me preparo para evadirlo en el futuro cercano, por si a las moscas.
Por otra parte, ustedes saben que a partir del 1ero de Octubre es obligatorio que todo producto o servicio debe poseer su valor en bolívares y bolívares fuertes, pero ya muchos negocios se han adelantado. Si va a Locatel, al Excelsior Gamma, o Cada, ya los habladores tienen la cifra en bolívares y abajo el mismo numerito con la coma tres lugares a la izquierda. Y de esa situación no escapan las ventas en Internet. En ese sentido, hay evidencias de que los servicios de masajistas que se ofrecen en tiendas virtuales ya cuentan con la discriminación impuesta por la ley de reconversión. "Ginger. Hora 200.000 Bs / 200 Bs. Fuertes. Sólo en efectivo", puede leerse al lado de la foto de la chica y sobre su número de teléfono.
Una situación especial es la de los buhoneros. Muy raras veces usted encuentra algún cartel que indique el precio de sus productos, situación común con cualquier puesto de venta improvisado ubicado en un mercado popular. De esta forma estimo que será este sector el que desarrollará las mayores habilidades matemáticas porque se verán forzados, entre octubre de este año y junio del próximo, cuando desaparezca definitivamente el bolívar que conocemos, en expresar a viva voz el valor en las dos denominaciones.
Hay otras inquietudes. Cómo llamaremos a las nuevas monedas, billetes y sus denominaciones. ¿Los 12 1/2 céntimos fuertes serán la lochas fuertes? ¿Cuándo algo cueste una tabla o una luca, entenderemos que nos referimos a un millón de bolívares actuales, o sea a 1000 bolívares fuertes? ¿Podremos llamar "cachete" al billete de 50, y "puya" a los 0,05 centimos fuertes?
Y por último, diremos acaso que una de las mentiras del venezolano es "préstame 10 bolívares fuertes que te los pago mañana". De lo que no hay duda es que las otras dos mentiras seguirán siendo las de siempre.

Alejandro Luy
26 de septiembre de 2007

martes, 1 de enero de 2008

Uno aprende por azar


No hay nada que cause mas molestia que cuando le endilgan a otra persona, o peor a un anónimo, un idea, un escrito o una frase de la cual uno es autor. Eso es particularmente desagradable para una persona como yo, que le cuesta tanto generar al menos una idea que tenga una luz de al menos un bombillo de 20 vatios.
Ya me sucedió una vez que mi artículo “Limosna” que empezó a rodar por la red atribuyéndose su autoría a Claudio Nazoa. Y créanme que cuando eso pasa lo primero que uno piensa es “coño me confunden con Claudio”, pero dos segundos mas tarde, con la mayor honestidad, la frase es “qué vaina es pues”.
Toda esta introducción es para que, de ahora en adelante, a usted le quede claro que fue Alejandro Luy el que dijo “uno aprende por azar”, lo que es en si mismo el fin último de este artículo. O sea, si usted lee hasta aquí y guarda en su mente que yo fui el que dije que “uno aprende por azar” la misión está cumplida.
Para los lectores que saltaron a este entonces me dedico a explicar porque dije lo que dije. Fíjense que el otro día mi amigo Mario Dávila me regaló un dominio: http://www.alejandroluy.com/. En estos tiempos donde los blogs abundan y todo el mundo tiene su fulanitodetal.blogspot.com, yo me luciría con uno especial. Además, entre otras cosas yo iba a empezar a escribirles a mis amigos desde mi dirección alejandro@alejandroluy.com.
Y Mario me envía todas las coordenadas para la edición, pero de pronto me doy cuenta de que, como dice mi hijo Sebastián (y admito que la frase no es de su autoría), “Houston tenemos un problema”.
- Mario, le digo, no me puedo conectar a la página. Google me dice que no existe.
- ¿Y que servicio de Internet tienes?, preguntó; Supercable, le respondí.
Y luego de que Mario expresara ¡ah, claro!, me enteré que hay servicios de Internet no actualizan frecuentemente los DNS, y por ello mi página nueva no existe en mi casa. Así que si quiero administrarla tengo que conectarme en otro proveedor de servicios. Claro, Mario dice que eso puede cambiar si Supercable actualiza los DNS.
Ahora, recuerda que empezamos hablando de que uno aprende por azar, pues bien, cómo se imagina que yo me iba a enterar del problema. ¿Acaso yo iba a destinar intencionalmente horas de mi tiempo a indagar lo que son los DNS y cómo funcionan los distintos servidores de Internet? Jamás, y por eso aprendo del azar.
Pero lo anterior es sólo un detalle. Si lo piensa bien, como yo lo he hecho, se da cuenta que fue un azar que sus padres lo hayan inscritos en los colegios y liceos donde lo inscribieron, es un azar que le hayan tocado los maestros y profesores que le tocaron. Si está de acuerdo que quienes lo han instruido son corresponsables de lo que usted sabe y es hoy, entonces comprenderá lo que yo afirmo: “uno aprende por azar”.
Acabo de percatarme de la precaria situación en la que hoy estuviera si una de mis profesoras de la universidad hubiese sido mi maestra de pre-escolar. Nunca se sabe la fortuna que da el azar.

Alejandro Luy
1 de enero de 2008

Nota: El artículo “Limosna” lo puede leer aquí mismo, mas abajito.

Limosna


Quien viaja en las camioneticas de Caracas cada día se encuentra a vendedores que ofrecen lápices, libretas, chocolates y otros dulces casi invariablemente a nombre de una asociación que se esfuerza por ayudar a jóvenes drogadictos. Una que otra vez, los vendedores se atreven a confesar motivos absolutamente personales.
Pero también se ha puesto de moda que el medio de transporte público se convierta en espacio para lanzar demandas ante problemas de salud, y de esa manera acopiar dinero para una medicina, un equipo quirúrgico o para la propia operación. Hasta hace poco había sido testigo del discurso de hombres y mujeres con tensión alta, deficiencias visuales, madres de niñas con labios leporinos, y hasta un hombre que sin desparpajo hizo una doble solicitud: por su rótula y una hernia inguinal, que tuvo a bien mostrarnos.
Aun cuando me harta tanta pedidera, entiendo la lógica que subyace: los autores ven en esa estrategia la manera más rápida de solventar sus tristes situaciones. En tal caso, una situación ilógica es que en VTV, canal del Estado Venezolano, estado de barril de petróleo a más de 40 dólares, estado defensor de una constitución que establece el derecho a la salud, estado de IVA y débito bancario, difunda un servicio público para solicitar una medicina para un paciente del Hospital de niños J. M. de los Ríos. Eso si es incomprensible.
Pero hace unos pocos días una mujer de unos 40 años, rompió la monotonía de la limosna de la camionetita, cuando bien vestida y maquillada, con una belleza propia de su edad interrumpió - para empezar su discurso - con un "buenas tardes señores pasajeros".
"Quisiera pedirles su atención por un momento", dijo mientras trataba de cubrir a todos con su mirada. "Yo soy una madre divorciada y con tres hijos, que cuenta con un pequeño negocio que permite pagar la deuda del apartamento, el colegio de los muchachos, su alimentación y una o dos salidas al centro comercial al mes. Lo que ganó no me permite otros gastos, mucho menos ahorrar".
"Y se preguntarán", continuó, "¿en que podemos ayudar a esta mujer?. Pues sucede que estoy teniendo un grave problema de autoestima que esta afectando notablemente mi desempeño profesional y mi capacidad de conocer gente y -por supuesto- tener un amante"
"A cada uno de mis hijos los amamanté diligentemente por más de seis meses. En cada oportunidad mis senos brindaron toda la leche necesaria y adquirieron notables volúmenes. Pero una vez finalizado el ciclo, ellos dejaron de ser los senos que tan orgullosa lucía antes de mi primer embarazo. Cada día cuando me los encuentro en el espejo me sorprendo de lo feo que están, y por ello siento miedo en mostrarme desnuda ante un hombre. Desde hace ya dos años -cuando se inició mi divorcio- no he vuelto a tener sexo".
"Por eso quisiera solicitarle su colaboración para pagar la operación que me lleve a colocarme unas buenas tetas de 300 c.c. de siliconas, que me hagan lucir más joven, más bella, más apetecible para los hombres y me permitan reinventar las noches de placer".
Todo eso lo dijo con voz firme y un demostrado optimismo, antes de dar una estocada sorprendente a quienes la mirábamos atentos: "¡esto es lo que quiero cambiar!" y acto seguido abrió su camisa e hizo aparecer unos senos planchaos, caídos y desproporcionados; unas tetas horrorosas.
Hombres y mujeres sacaron sus carteras. Yo puse 20 mil bolos.
Alejandro Luy
Publicado en El Mundo. el 23 de septiembre de 2004
Ilustación: Rogelio Chovet