sábado, 12 de enero de 2008

Nueva nomenclatura micro-económica


Por favor no se asuste. Este artículo no fue escrito por un economista. Le juro que su esencia usted podrá entenderla. Le prometo que no le sucederá usted lo que a mí cuando Sophia (mi hija que está en sexto grado) en ocasión de un examen que tendría el día siguiente, me preguntó la diferencia entre microeconomía y macro-economía. Yo me bloquee y la mande a buscar sus apuntes para resolver el problema. ¡Tremendo susto compadre!
Mi intención es hacer explícito un nueva cultura económica que está surgiendo luego de la aparición (medio chucuta ella) del denominado bolívar fuerte y sus diferentes expresiones en billetes y monedas.
Como seguramente usted conocerá, en cada tiempo ha existido nombre para identificar a las distintas expresiones del dinero. Puya, fue llamada la moneda de 5 céntimos, locha la de 12 ½ céntimos, un fuerte o un cachete era el nombre popular del metálico de 5 bolívares. Alguna vez “un marrón” equivalía a 100 bolívares y una orquídea al billete de 500. Incluso, en un momento llegamos a tener los “tinoquitos” , billetes de 1 y 2 bolívares firmado por el presidente del Banco Central de Venezuela en tiempos de Carlos Andrés II, Pedro Tinoco.
Ahora tenemos seis nuevos billetes y sus nombres populares pueden surgir a partir de tres características: el color, la figura histórica que lo identifica o del animal que encontramos en su reverso.
Somos tan creativos que dudo que repitamos la fórmula del color. Eso de referirse al “vinotinto” al hablar del billete de 100 o “verdecito” al de 50, no me suena muy natural. Por otra parte, somos tan respetuosos de nuestros héroes que no me imagino al ciudadano común rebajar su nombre para ponérselo a un billete. Hablar de Miranda, Negro Primero o Guaicaipuro para referirse a 2, 5 ó 10 bolívares no va con nuestra idiosincrasia.
Pero está la tercera opción: los animales. Estoy convencido de que haber usado seis representantes de nuestra fauna en los billetes será útil en la educación ambiental y creará la plataforma para una nueva cultura micro-económica del día a día. Ya usted verá que en poco tiempo nuestras relaciones económicas serán más salvajes.
“Chamo préstame un cardenalito y te lo pago a final de mes”, “me costo un oso y una tortuga”, “verga, me cobraron un cachicamo por un café grande en la barra” y frases similares hablando de toninas y arpías serán muy comunes prontamente. Yo pronostico que estos seis animales en extinción que están en los billetes nuevos cambiarán la forma de hablar de los ciudadanos y de las instituciones. En algún momento el SENIAT informará que el valor de la Unidad Tributaria es de “dos tortugas y una tonina” y el Ejecutivo elevará el salario mínimo a “siete cardenalitos y una arpía”. Quizás conseguir la cita para sacarte el pasaporte costará “cuatro osos” o “dos cardenalitos”.
Lo mismo sucederá con las monedas pero acerca de ellas no puedo expresar ningún comentario ya que después de 12 días del nuevo “signo monetario” sólo he visto una de las 80 millones de piezas que, según dice el Banco Central de Venezuela, están en la calle. Cuando las conozca, hablamos.


Alejandro Luy
12 de enero de 2008

2 comentarios:

Adriana Villanueva dijo...

No te equivocas Luy, el otro día en una bomba de gasolina por llenar el tanque del carro me cobraron: "casi un cachicamo"

Oona dijo...

Te cuento que yo les di mi propia nomenclatura y justo hace unos minutos comentaba eso con mi familia, la cosa va así: los llamo el negro, luisita,guaica, el verdecito (Simón Rodriguez es que no es chic su nombre no me da nota)y aun no he manejado uno de 2 ( hepagado todo sobre los 5) y el marrón aun no lo he tocado. Como ves ni muy bajo ni muy alto me he manejado en el medio de la economia. luego te cuento que nombre le di!.