martes, 1 de enero de 2008

Uno aprende por azar


No hay nada que cause mas molestia que cuando le endilgan a otra persona, o peor a un anónimo, un idea, un escrito o una frase de la cual uno es autor. Eso es particularmente desagradable para una persona como yo, que le cuesta tanto generar al menos una idea que tenga una luz de al menos un bombillo de 20 vatios.
Ya me sucedió una vez que mi artículo “Limosna” que empezó a rodar por la red atribuyéndose su autoría a Claudio Nazoa. Y créanme que cuando eso pasa lo primero que uno piensa es “coño me confunden con Claudio”, pero dos segundos mas tarde, con la mayor honestidad, la frase es “qué vaina es pues”.
Toda esta introducción es para que, de ahora en adelante, a usted le quede claro que fue Alejandro Luy el que dijo “uno aprende por azar”, lo que es en si mismo el fin último de este artículo. O sea, si usted lee hasta aquí y guarda en su mente que yo fui el que dije que “uno aprende por azar” la misión está cumplida.
Para los lectores que saltaron a este entonces me dedico a explicar porque dije lo que dije. Fíjense que el otro día mi amigo Mario Dávila me regaló un dominio: http://www.alejandroluy.com/. En estos tiempos donde los blogs abundan y todo el mundo tiene su fulanitodetal.blogspot.com, yo me luciría con uno especial. Además, entre otras cosas yo iba a empezar a escribirles a mis amigos desde mi dirección alejandro@alejandroluy.com.
Y Mario me envía todas las coordenadas para la edición, pero de pronto me doy cuenta de que, como dice mi hijo Sebastián (y admito que la frase no es de su autoría), “Houston tenemos un problema”.
- Mario, le digo, no me puedo conectar a la página. Google me dice que no existe.
- ¿Y que servicio de Internet tienes?, preguntó; Supercable, le respondí.
Y luego de que Mario expresara ¡ah, claro!, me enteré que hay servicios de Internet no actualizan frecuentemente los DNS, y por ello mi página nueva no existe en mi casa. Así que si quiero administrarla tengo que conectarme en otro proveedor de servicios. Claro, Mario dice que eso puede cambiar si Supercable actualiza los DNS.
Ahora, recuerda que empezamos hablando de que uno aprende por azar, pues bien, cómo se imagina que yo me iba a enterar del problema. ¿Acaso yo iba a destinar intencionalmente horas de mi tiempo a indagar lo que son los DNS y cómo funcionan los distintos servidores de Internet? Jamás, y por eso aprendo del azar.
Pero lo anterior es sólo un detalle. Si lo piensa bien, como yo lo he hecho, se da cuenta que fue un azar que sus padres lo hayan inscritos en los colegios y liceos donde lo inscribieron, es un azar que le hayan tocado los maestros y profesores que le tocaron. Si está de acuerdo que quienes lo han instruido son corresponsables de lo que usted sabe y es hoy, entonces comprenderá lo que yo afirmo: “uno aprende por azar”.
Acabo de percatarme de la precaria situación en la que hoy estuviera si una de mis profesoras de la universidad hubiese sido mi maestra de pre-escolar. Nunca se sabe la fortuna que da el azar.

Alejandro Luy
1 de enero de 2008

Nota: El artículo “Limosna” lo puede leer aquí mismo, mas abajito.

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