domingo, 9 de junio de 2013

Drama adolescente. Alejandro Luy



Si hay algo importante para un muchacho o una muchacha que empieza esa etapa de desarrollo llamada adolescencia es diferenciarse de aquellos de la etapa previa, de donde ellos vienen pero quieren olvidar.  En otras palabras ellos necesitan demostrar que están muy cerca de ser adultos, o mejor dicho que ellos son adultos y que guardan una gran distancia de la niñez.
Pero existe un lugar donde esa creencia es cuestionada y de alguna manera – quizás hasta con dureza  – los coloca en su puesto.  Ese sitio es la emergencia pediátrica de una clínica, donde se atienden todos aquellos pacientes menores de 19 años, y por lo tanto niños de meses, muchachitos que juegan con carritos, niñitas fanáticas de las Barbie, y chicas y chicos con las hormonas alborotadas tienen que compartir sus malestares físicos.
Imaginen como se sienten esos adolescentes cuando en medio de su dolencia se encuentran las paredes llenas de dibujos de la granja y sus animales, el cerdito, el caballo, el gallo, la gallina, los pollitos y la vaca, rodeados de flores, mariposas y pajaritos.  Sólo uno de estos últimos llama la atención:  es azul y se parece al de twitter.
Mientras le toman los primeros signos, muchachas y muchachos ven una esperanza en los televisores de la habitación, pero casi al mismo tiempo encuentran que el canal oficial de la emergencia pediátrica es Discovery KIds, programación para los más pequeños de la casa.
En un lugar tan frio una cobija es un objeto valioso, pero de ninguna manera neutro.  La enfermera le trae a aquella muchacha o aquel manganzón una adornada con ositos y flores.  Por cierto, el personal de la emergencia con su indumentaria también contribuye a ésta chocante situación para los adolescentes.  Las  enfermeras y las doctoras suelen vestir batas con dibujitos de Mickey y algunas usan un perrito agarrado al estetoscopio.  “¿Acaso no pueden tener una con la foto de Justin?” se ha escuchado en las salas.
Cuando aburridos están en sus camas, esperando el efecto del tratamiento quizás puedan aislarse con sus teléfonos inteligentes hasta que los compañeritos de sala empiezan a llorar al momento de tomarles la vía, o simplemente están fastidiados de estar fuera de sus cunitas.
A los y las adolescentes  solo les queda una salida para alejarse de la sala:  ir al baño, pero es allí donde se encuentran la señal que les hace aceptar la situación:  Exclusivamente para niños y niñas de pediatría.
Lo que queda es esperar una pronta mejoría para salir de este lugar de carajitos.