miércoles, 5 de mayo de 2010

Hasta ayer era optimista


El que me conoce sabe que no tiene por qué dudar de mis palabras.
Hasta ayer yo era optimista y esa actitud la reflejaba en todos mis escritos y disertaciones públicas o privadas, especialmente en los ensayos, foros y discusiones en la materia de Ecosistemas de la Maestría de Gerencia Ambiental.
Con base a toda la historia de vida del hombre en la tierra, incluyendo sus triunfos y fracasos, no tenía duda de su amplia capacidad para lograr la sobrevivencia en los entornos más hostiles, a partir de las acertadas lecturas de los problemas y las más atinadas respuestas ante esas circunstancias.
Yo, que no tengo a la tecnología como un "ídolo" o fetiche, no puedo dejar de reconocer que los procesos tecnológicos le han permitido a la humanidad mejorar su calidad de vida, alargándola y venciendo a las peores enfermedades, aumentar la producción de alimentos, e incluso tener más tiempo ocioso.
Por eso, y por gente como Muhammad Yunus, o Al Gore, o los miembros del Panel Intergubernamental, y hasta activistas como Greenpeace, yo era optimista.
Hasta ayer yo pensaba en positivo.
Pero después de que esperé 90 minutos, es decir casi el 20% de un día de trabajo, para que en el Banco, uno de esos universales, con una fabulosa imagen corporativa, me dieran una chequera, mi ánimo se vino al suelo.
Ahora nadie me saca de la idea de que este mundo se jodió.

Alejandro Luy
5 de mayo de 2010

sábado, 1 de mayo de 2010

Cosas que no cambian


Habrá sido hace un par de meses cuando la noticia de primera página de muchos diarios era que una dama había sido secuestrada por funcionarios policiales y llevada a una comisaría como sitio de incautación.
Cuando la leímos, uno se preguntó, ¿hasta donde podemos llegar?
Ya no es sólo que el Ministro de Interior y Justicia haya reconocido que un alto porcentaje de policías están involucrados en hechos delictivos sino que estos funcionarios son capaces de utilizar la "infraestructura" de trabajo (armas, carros y espacio físico) para cometer sus acciones.
Por algo es común escuchar a quienes han sido víctimas de asaltos y secuestros en Venezuela: "los tipos actuaban como policías". Parece que estos parecen policías porque simplemente lo son.
En esta semana, tuvimos la posibilidad de ver con optimismo las actuaciones del CICPC en dos lugares de Caracas procediendo a la captura de una banda delictiva en San Agustín del Sur vinculada a secuestros, asaltos y drogas, y a la de un cabecilla de la banda "Los Invisibles" que - según la prensa - es responsable de más de 40 secuestros.
Esto último ocurrió el viernes 30, y la foto más destacada era del propio director del CICPC, Wilmer Flores Trosel, conduciendo al imputado, que usted está viendo ilustrando este artículo.
Lo sorprendente es que el sábado la foto nuevamente apareció para decirnos, según se leía en Noticiero Digital: "El líder de la banda “Los Invisibles”, detenido ayer, se ha fugado de su lugar de detención".
No importa si la fuga se debió a que los "funcionarios se quedaron dormidos", como ellos mismos han dicho a Flores Trosel o, como otros sospechan, que esta fue posible porque el imputado "pagó" su liberación.
No importa cuál sea la causa, pero podemos suponer el malestar del propio Flores Trosel que queda muy mal parado sea cual sea el caso, después de el mismo haber arriesgado la vida.
¿Qué confianza podemos tener en una policía que es capaz de humillar - por incompetencia o por dinero - a su jefe máximo?
Esta mañana cuando caminaba hacia la Plaza Bolívar habían unos policías municipales que ante la terquedad de una mujer de querer pasar por una calle cerrada, sus palabras terminaron siendo gritos para decirle: "muevete chica, nojoda...no seas pajúa".
El otro día descubría que mi hija de 17 años tiene la misma percepción que yo tenía a su edad hacia los policías. Y no es nada buena. Parece que algunas cosas no han cambiado.

jueves, 25 de marzo de 2010

Ensayo sobre dos capítulos del libro Colapso


En los millones de años de la historia de la tierra, que sirvieron para que se conformaran los ecosistemas del planeta, es decir las especies y sus interacciones, el hombre sólo ha estado presente en una pequeña parte de este tiempo. De los aproximadamente 4 mil millones de años de la historia de la tierra, el género Homo ha habitado apenas unos 2,5 millones de años, mientras que los reptiles, mamíferos, aves, anfibios, plantas con flores, insectos, etc.; es decir los componentes bióticos del ecosistema tenían al menos 130 millones años.
Sin embargo, a diferencia del resto de las especies de la tierra, la humana posee una característica única: la cultura, y con ella la tecnología, el conocimiento y la capacidad de desarrollar herramientas, que le han servido para controlar, hacer uso y modificar su entorno, y con ello sobrevivir en casi todos los ambientes terrestres.
Así, al incorporarse dentro de los ecosistemas, el ser humano tenía la capacidad de incidir en las relaciones, y lo hacía fundamentalmente en función de sus necesidades de supervivencia.
Qué conclusiones sobre la relación del hombre y los ecosistemas podemos obtener a partir de las historias pasadas. Qué esperamos del futuro: una visión más consciente y conservacionista o estamos indefectiblemente caminando hacia la destrucción del planeta.
El fin de este ensayo es intentar dar una respuesta a esas interrogantes a partir de las ideas centrales de lo expresado en los capítulos 5 (Crepúsculo en la Isla de Pascua) y 11 (Una isla, dos pueblos, dos historias: la República Dominicana y Haití) del libro Colapso de Jared Diamond.

Sí se puede
Los análisis de Jared Diamond sobre la isla de Pascua y las probabilidades de sobrevivencia en comparación con otras islas del océano Pacífico, demuestran que esta isla era la que poseía las peores condiciones para sostener la vida humana. La disponibilidad de recursos terrestres y marinos, la latitud, la geografía, la extensión, los suelos, en su conjunto atentaban contra la posibilidad del establecimiento humano.
Pero cerca del año 900 un grupo de hombres y mujeres provenientes de la Polinesia, navegando contra las corrientes, llegaron a esta pequeña isla, un punto en el océano, que constituía un área de gran importancia para la reproducción de aves marinas, hecho que se cree fue un factor clave para guiar a estos antiguos navegantes.
Las pruebas permiten estimar que la Isla de Pascua albergó una población de 15 mil habitantes (una densidad aproximada de 150 habitantes por kilómetro cuadrado), quienes aplicaron los conocimientos para generar el alimento necesario para garantizar su sobrevivencia. Esta demanda de alimento se incrementaba por el ejercicio físico y el número de hombres dedicados a las tallas de las estatuas y las bases para su instalación que han hecho famosa a la Isla de Pascua.
La siembra en mantillos líticos, práctica presente en otras culturas, la cría de pollos en corrales de piedra, y la protección con piedras de los cultivos contra el frio, fueron las bases productivas que sostuvieron a esa comunidad por no menos de 600 ó 700 años. Imaginemos estar a la mitad de este período y pensemos si nuestro pensamiento racional cuestionaría la capacidad de sostenibilidad del entorno por el resto de la existencia. Yo creo que no.
Pero hubo algo más, propio de las capacidades de la especie humana, que esta comunidad hizo para garantizar la sustentabilidad en este hostil entorno. Los habitantes establecieron clanes o grupos independientes, cada uno de los cuales dominaba una porción de la isla, que a su vez poseía características ambientales propias lo cual implicaba prácticas especificas para la producción de alimentos. Para trasladarse hasta la cantera, a fin de elaborar las figuras de piedra y posteriormente llevarlas hasta los lugares de exhibición, se requería transitar entre los diferentes territorios. Por tanto, se estima que los grupos debieron establecer relaciones de cooperación que garantizaran cubrir necesidades básicas (variedad de alimentos) y culturales o hedónicas (la creación y exhibición de las figuras de piedra para rendir culto a los jefes, por ejemplo). En otras palabras, en la Isla de Pascua había un importante capital social.
Entonces, una compleja sociedad, con la capacidad de modificar el entorno para generar alimento, logró establecerse, crecer y sobrevivir durante varios siglos en un ambiente poco favorable para la vida humana apoyado en la aplicación de tecnología. Lo anterior necesariamente permite concluir que hasta un determinado momento hubo un aparente uso sustentable del ecosistema.

Ambientes similares y sociedades diferentes
Una manifestación de la cultura del ser humano son las estructuras de organización social, que se expresan – entre otras cosas – en los arreglos de poder tanto formales como no formales, las leyes y las normas que rigen esa sociedad.
Estas normas sociales, tienen implicaciones e incidencias relevantes en el uso sustentable de los ecosistemas. Dos maneras de ver “el mundo”, es decir dos sociedades diferentes pueden obtener resultados distintos en el uso de sus recursos y consecuentemente abrir caminos para la sustentabilidad o – por el contrario – para el colapso ambiental.
En la isla caribeña de La Española se encuentran los países de Haití y República Dominicana, cada uno de los cuales presentaba características orográficas y ambientales particulares, diferenciables, pero no en gran escala como para que justificaran las diferencias ambientales actuales en ambas naciones. Por el contrario, las mayores diferencias entre estas dos zonas están asociadas a aspectos históricos y socio-políticos. Esas diferencias se evidencian en la actualidad en la conservación ambiental y su incidencia en la pobreza de cada país.
El patrón de asentamiento desde la época colonial, las incidencias de los movimientos emancipadores en cada uno de los países y las políticas ambientales – estrictas en República Dominicana y laxas o inexistentes en Haití - son tres factores que explican ampliamente la situación diferenciada entre ambos países, incluyendo la acentuada pobreza de Haití frente a una más “tolerable” pobreza en República Dominicana. Quizás hasta se pueda inferir que si se hiciera un “intercambio” de situaciones históricas entre ambas naciones, hoy las peores condiciones se encontrarían en República Dominicana.
La actual vulnerabilidad ambiental de Haití hace que un fenómeno natural de mediano o gran impacto (como el terremoto ocurrido en el mes de enero o el paso de un huracán) genere seguramente una catástrofe natural con un impacto generalizado sobre la población del país. Mejores condiciones sociales y ambientales, minimizan las tragedias naturales y con ello la magnitud de las catástrofes.

La política, la gerencia ambiental y la sostenibilidad
Los ejemplos de la Isla de Pascua, Haití y República Dominicana demuestran que los factores políticos y de gerencia ambiental han sido y siguen siendo claves para la sostenibilidad ambiental.
¿Conclusión obvia? Posiblemente para algunas naciones, y para estos tiempos. Pero aun no tan ampliamente asumida como deberíamos a comienzos del Siglo XXI. El caso de Isla de Pascua es emblemático en función de que puede ser metáfora para lo que podría sucederle al planeta Tierra, una “isla” en el Universo, cuyos recursos están siendo deteriorados, con una población que sigue en crecimiento y donde muchas de sus naciones compiten para mostrar sus avances tecnológicos, algunos tan innecesarios para la sostenibilidad (incluso con efecto negativo sobre la conservación ambiental) como las estatuas de la Isla de Pascua. La inversión en armas más poderosas y efectivas, y particularmente el desarrollo de armas de destrucción masiva, son algunas de las “estatuas” de la actualidad.
Los modelos políticos de Haití e Isla de Pascua fueron incapaces de incorporar a largo plazo la variable ambiental a la gestión del territorio. En Isla de Pascua, los líderes no previeron que la destrucción de los ecosistemas boscosos, utilizados básicamente para poder transportar las estatuas, los condenaría – entre otros – a acabar con la posibilidad de escapar de la isla, ya que eran la fuente para la elaboración de las canoas. Fue tan notable ese error, que una vez que entró en “picada” la sociedad por la falta de alimentos, los habitantes, además de cometer canibalismo, atentaron y desconocieron lo que había sido la autoridad y sus manifestaciones. Así, las estatuas empezaron a ser derribadas; gesto liberador pero inútil para los fines de sobrevivencia.

El factor tecnológico
La observación de los procesos naturales, y la aplicación de técnicas junto a la evaluación de resultados, son algunas de las bases para el desarrollo de los procesos tecnológicos que le han permitido al ser humano “controlar” al ambiente, a fin de ponerlo absolutamente a su disposición, ya sea para cubrir sus necesidades básicas de supervivencia o algunas propias del desarrollo cultural propio de la especie.
Así el hombre pudo construir, sin grandes máquinas, las pirámides egipcias o tallar las estatuas de la Isla de Pascua, construir las ciudades Mayas o Incas, o, como las comunidades indígenas amazónicas, hacer un uso sostenible de suelos muy pobres por medio de la siembra en conucos.
La capacidad de “imponerse a la naturaleza” sin duda ha conducido al hombre a confiar en sus habilidades y conocimientos para enfrentar y vencer cualquier condición que perciba como limitante. El desarrollo de la biotecnología ha permitido dominar enfermedades e incrementar la producción agrícola.
Pero, acaso esa situación no nos ha hecho sobredimensionar nuestras capacidades de supervivencia. ¿Hasta qué nivel el hombre actual minimiza el impacto que está teniendo sobre la conservación de la tierra y sobredimensiona su capacidad de respuesta futura a los problemas que está generando?
¿Cuán internalizado está en el ser humano que si bien podemos desarrollar más y mejores herramientas e inventos, de menor tamaño y a menor costo, que quizás nos ayudan a combatir el cambio climático, o las enfermedades o las necesidades de alimentación, no parece posible devolver a la vida una especie de planta o una ballena una vez extinta, o incluso crear uno de los más vitales elementos para la vida, el agua?
En otras palabras, ¿estamos entendiendo que la tecnología tiene un límite para la sustentabilidad del planeta? Creo que a la tecnología se está poniendo demasiada fe, la están convirtiendo en una religión de la cual echaremos mano para salvarnos.

Conclusiones
¿Hemos leído el pasado y con ello estamos previendo el futuro y asegurando su sustentabilidad?
La respuesta se puede dar con el vaso “medio lleno” o “medio vacío”; de manera optimista o pesimista…o quizás con las dos (es decir, mirando que el vaso tiene agua). Una referencia para esta visión puede encontrarse en la película Home de Yann Arthus-Bertrand, que muestra la historia del planeta, las consecuencias sobre el ambiente de las prácticas humanas y finalmente los cambios en organizaciones, en normas y leyes y en prácticas que auguran una solución a los problemas ambientales, y que pueden servir de referencia para todos los gobiernos y habitantes del planeta.
No queda duda que la raza humana cuenta con un historial de aciertos y errores en el manejo de los ecosistemas terrestres que permitirían desarrollar de manera acertada estrategias para el uso sustentable de sus recursos. Esa experiencia está documentada y probada, tiene miles de años o se basa en recientes desarrollos tecnológicos. Posiblemente el único reto particular frente al de otros tiempos está vinculado al crecimiento poblacional, un factor que junto a la necesidad de alimentos y la producción de residuos y desechos, incorpora unas variables más bien propias de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI.
Pero como la información sólo es potencialmente útil, y sólo tendrá un sentido práctico al darle un uso, todo el conocimiento aprendido será inútil para la sustentabilidad del planeta si no lo incorporamos en la práctica diaria, y mientras más temprano mejor.
En contraposición, debemos dejar de sobrestimar nuestra capacidad de adaptación, y pensar principalmente en los mecanismos para minimizar el impacto sobre la diversidad biológica y los ecosistemas, y a partir de ahora construir un modelo de desarrollo distinto.
Así, y tratando de dar respuesta a las interrogantes planteadas al comienzo de este ensayo, no queda duda que tenemos las bases históricas, las herramientas tecnológicas y el conocimiento para garantizar una sostenibilidad del planeta pero esto no será posible sin un liderazgo de ciudadanos, organizaciones y naciones, que se planteen como objetivo cambiar el rumbo, y dar la vuelta al actual modelo de desarrollo.
En palabras de Yann Arthus-Bertrand, director de la película Home, “estamos viviendo un período crucial. Los científicos nos dicen que sólo tenemos 10 años para cambiar nuestros modos de vida, evitar agotar los recursos naturales e impedir una evolución catastrófica del clima de la Tierra. Cada uno de nosotros debe participar en el esfuerzo colectivo”.
O hacemos eso, o el planeta Tierra será primero Haití y luego Isla de Pascua.

Alejandro Luy
Marzo 2010

Citas
DIAMOND J. (2006) Colapso: Por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen. Random House Mondadon. 457 pp.
2 http://www.youtube.com/user/homeprojectES#p/a/u/1/SWRHxh6XepM

miércoles, 17 de marzo de 2010

Sensación térmica


Creo que por primera vez en la historia de nuestro país un periódico se ha atrevido a hablar, ante las altas temperaturas que estamos viviendo, de la “sensación térmica”. Concretamente, en primera plana tituló algo así como: “en el Zulia la sensación térmica es de 50 grados”. Obviamente mucha gente se quedó en blanco pues no está acostumbrada a la terminología.
Mi labor hoy es tratar de educar al ciudadano venezolano acerca del significado de “sensación térmica” . En primer lugar déjeme tratar de explicarlo en función de mi experiencia en países templados tanto del norte como del sur del planeta. Fíjese, si usted se encuentra en Bariloche, Argentina en Septiembre, la temperatura puede estar cerca de los 12 grados. Pero, como la ciudad tiene al lado un lago, un espacio despejado y amplio sobre el cual se generan fuertes vientos, la consecuencia es que usted siente que esos 12 grados son como 8. Entonces la sensación térmica es de 8 grados.
Pero déjeme explicárselo con casos más típicos de nuestro territorio. Imagine que usted está caminando por la Av. Urdaneta de Caracas a las 11 de la mañana, y sabe que el termómetro está en 27 grados. De pronto usted ve a una mujer con un sweater de lana y cuello de tortuga caminando por las aceras del sector. En ese momento usted sentirá que la temperatura se elevó hasta los 35 grados, por tanto su sensación térmica ante semejante espectáculo es 8 grados mayor de lo que debería sentir.
Visualice a un hombre caminando en la Av. Bolívar de Valencia, bajo el sol del mediodía con una chaqueta de cuero digna del clima de Bogotá a las 11 de la noche. Inmediatamente usted siente que la temperatura no es de 40 sino de 45 grados.
Si aun no le queda claro, permítame sugerirle la siguiente imagen. En pleno centro de Maturín, a las 3 de la tarde, una mujer luce sus botas de cuero, o unas como las que venden en Zara en diciembre con “peluchito”. No importa la temperatura real, usted sentirá que la ciudad es un infierno.
Yo estoy seguro de que quien tituló la primera página sobre la sensación térmica en el Zulia, vio a una marabina, con sombrero y bufanda, junto con unas botas de cuero. La vio y le entró aquel vaporón digno de la reseña periodística.
Claro, ese redactor no debe ser de la región, porque todo el mundo sabe que en Maracaibo ese es el atuendo normal para ir al trabajo, porque ningún aire acondicionado puede estar a más de 18 grados centígrados.
Así, queda claro, que eso de la sensación térmica es un asunto subjetivo.


Alejandro Luy
17 de marzo de 2010

domingo, 7 de marzo de 2010

Cosas que usted puede hacer en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía


Todos los amigos y familiares que han llegado a Venezuela luego de los múltiples y crecientes arreglos realizados al Aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía no hacen sino sorprenderse.
La norma común es decir: “que bonito está el Aeropuerto”. Desafortunadamente sobre el servicio de inmigración y aduana, los comentarios dependen de una ecuación con múltiples variables independientes incluyendo la hora del vuelo, el sitio de procedencia, el humor del (de la) funcionario (factor que ha de multiplicarse por el número de funcionarios asignados al servicio), si hace frío o si llueve.
Personalmente, debo reconocer otras cosas maravillosas que, intencional o accidentalmente, el servicio del aeropuerto brinda a todos quienes lo utilizan. Si usted no ha viajado recientemente fuera del país, le cuento algunas de esas cosas que usted puede hacer en este lugar tan especial.
Todos sabemos que los aeropuertos son la tabla de salvavidas a la hora de comprar el regalito que se olvidó. También estamos conscientes de que el Duty Free, aun sin impuesto, no suele proporcionar las mejores ofertas. Pues bien, en el Aeropuerto Internacional ahora usted, mientras chequea su equipaje puede comprar un CD quemado, pero con buena presentación, de su cantante favorito, o mejor del cantante favorito de la persona a quien usted piensa regalarle. Es una sensación única pedir que te agreguen las millas mientras escoges entre Chino y Nacho, Simón Díaz o Daddy Yankie.
Por otra parte, nuestro principal aeropuerto internacional es como una especie de “guarimba” donde uno se refugia en la ilegalidad, sin que haya mayores consecuencias. Un ejemplo de ello es que, conviviendo con las autoridades civiles y militares, están los “gestores” (así los denominan los mensajes por los parlantes) quienes ofrecen sin ningún tapujo cambiar euros o dólares, imagino que a una tasa distinta a la oficial que es la que encuentra en las casas de cambio. Esa gestión, así como que yo anuncie en este blog el valor del dólar paralelo, está sancionada en la Ley, pero – como decía – el aeropuerto es la guarimba y allí quedamos libres de ser atrapados.
Una última cosa que usted puede hacer mientras espera que salga su vuelo, es probar los abrigos que ha de usar en Europa, Estados Unidos o Rusia en el más fuerte invierno. Por una extraña razón (¿será algo de fisicoquímica?) en la época de mayores temperaturas y mientras hay un control de la energía, el frío polar se ha instalado en el aeropuerto internacional.
Lo que si no va a encontrar en Maiquetía, es acceso inalámbrico gratuito de internet. Allí, en medio del país rico y socialista, usted si quiere wi-fi tiene que pagarlo, no como en los aeropuertos capitalistas de Bogotá y Lima donde la cosa, curiosamente, es gratis.

domingo, 7 de febrero de 2010

La mujer después del amor


Oona Delgado y Alejandro Luy
Lo primero que debemos declarar es que pensamos que este artículo es un servicio público para las mujeres, el cual presentamos gratis y sin ánimo de drama, a fin de que conozcan el camino que están transitando. Si no hablamos de pasado, es decir “camino transitado”, es porque sabemos que difícilmente una mujer deja este camino una vez que lo ha tomado. Suena duro, pero “nunca es triste la verdad, lo que no tiene remedio”.
Para poder expresar claramente la visión de cada uno de nosotros, las frases antecedidas por OD, pertenecen a Oona, mientras que las AL, a Alejandro.
OD: Para poder entender cada fase hay que meterse en el contexto. Sea como sea que se dio la relación, cómo se desarrolló o cómo terminó (aunque fuera una cosa de 2 semanas o de 5 años), eres ceniza y el auto-compromiso es volverse Ave Fenix, para ti misma, para los demás, pero sobretodo para él. Al final quieres brillar para ti pero también para dolerle a él.
AL: De esto hay que entender que en el fondo usted, después del amor, no es nada si no piensa en él, para bien o para mal.
Fase 1: Aceptación y resignación.
OD: Duele demasiado, duele tanto que duele respirar. No entiendes cómo todo se complicó. Tu eras feliz y hoy despertaste y ya no. Así de simple. Un mal día. ¡¡Mierda volvió a pasar!!.
Casi que de manera inmediata, surge la segunda reacción “por algo está pasando esto y gracias a Dios pude vivirlo… estoy bien y debo sacarle el jugo a este momento, lo positivo y poco a poco este dolor va a pasar”.
Luego te preguntas ¿cómo puedo enfrentar este dolor?.
AL: Aun cuando acaba de suceder el hecho, y usted debería estar devastada, posiblemente esta sea la única etapa en la cual aun exista eso que llaman “auto-estima”.
Fase 2: Repasar el pasado.
OD: ¿Qué dije?. Será que dije algo, pero, ¿qué fue?. ¿Qué hice?. Estaba todo bien; yo era feliz y el también. Será por reclamar por la amiga, la madre, la hermana o esa noche que no quise ceder. Pronto pasará, se que pasará.
Mis amigas me llaman y tratan de consolarme. Pero es que ellas no me comprenden. No están en mi lugar. No tienen idea de cómo duele y cuánto aposté a esta relación y todo mi esfuerzo. Aún no lo entiendo, tenemos una conexión tan especial… nadie la puede igualar. El debe entender en cualquier momento en que soy yo, solo yo su amor.
AL: como verá, usted no ha entendido que le cerraron las puertas. Piensa que todo fue un mal entendido.
Fase 3: ¡¡¡No más!!!
OD: Debo quitarlo del Facebook y del msn, pero… aún no eliminarlo porque si el aún siente algo por mi tal vez piense que yo no quiero verlo ni en pintura y eso no es así. Yo sigo creyendo que podemos funcionar.
¡Ay¡ pero él se ve tan bien en el Facebook. No ha puesto ni un mensaje de sentimiento, de lejanía. Sus fotos con los amigos este fin de semana y la familia son tan, tan… coño se ven normales. El está feliz. Gracias a Dios le está yendo bien. Le deseo todo el bien del universo, él se lo merece. Esto pasará. Es duro para ambos pero yo se que pasará. ¡¡¡Dios, debo dejar de chequear su perfil!!!.
¿Quién es esta mujer que le ha estado escribiendo?... mira hay mensajes desde hace tiempo. ¿Quién será esta?. Verga, es bonita. Déjame entrar en su perfil.
AL: sin comentarios.
Fase 4: Combustión interna y externa.
OD: ¡El coño de su madre!... ¡¡¡hijo de puta!!!... Dime, qué se cree este guevón. ¿Ah?. Es decir, yo fui su jueguito, su tente en pie. ¡La banca pues!. Ha pasado tiempo y nada. Ni una puntica por el FB, por el chat, nada. Ah..pero cuando quería alimentarse de la gata ahí sí carajo. Ahí siii… mensajitos por chat, sms a toda hora.
Mierda, cómo extraño sus mensajitos en la mañana al levantarme. Pero todo fue falso, una gran mentira, nada. Aquí la que amaba y quería era yo y el muchas gracias por tus servicios mi amor.
No, no, debo estar exagerando porque sino si él no hubiera sentido nada por mí, no me hubiera presentado a su mamá y a sus amigos, ¿verdad?
Ah! Pero la pajúa esa le sigue escribiendo en el muro pa’ que todos lo vean y mira lo que pone. ¡¡¡El coño de su madre!!! Yo sabía que tenía que haber otra metiéndosele por los ojos, es que esto me parecía raro.
Coño la caraja esta explotada. Pero no, no, no mi amorrrr, pero a los talones a mi no me llega que va!!.
AL: en esta fase aparece la comparación obligatoria de usted con la otra. Para las mujeres siempre las otras son más feas, están en peor forma, e incluso mucho más brutas y bobas que usted. No siempre eso es así. Es más, pocas veces eso es así.
Fase 5: La evolución.
OD: ¡Que pendeja he sido! No pierdo más tiempo. Me voy a poner a hacer ejercicio, leí en una revista que eso es lo más recomendable para salir de rupturas y depres. Además le voy a dar el 100% a mi trabajo eso si es importante.
Nada de hombres por un buen rato me voy a quedar tranquilita. Como me dicen todos, el amor solo llega pero yo ahora me quedo sola por un rato.
AL: las acciones en esta fase son equivalentes a comer caramelos cuando se está dejando el cigarrillo. Y tienen los mismos resultados. No funcionan.
Fase 6: Salir de la madriguera.
OD: Ok, acepte salir con las muchachas al cine, a cenar, a la piscina y para un pub. Yo no me voy a quedar aquí toda la vida, ¿qué pasa? La vida continúa. Soy demasiado valiosa para él y para cualquier otro que lo que quiera es un jueguito.
Ay, ami debo confesar que tengo ganas de echar uno. Dios, eso si era candela. Bueno, pero debo estar cociente de que eso no pasará otra vez. Además nada de hombres.
AL: Ja ja ja. Perdón. Sin comentarios.
Fase 7: Resurrección.
OD: ¡Marica!, ¿dónde estabas? Conocí a un tipo. Chama, cuando lo vi fue el corrientazo pues. Hay unas cositas ahí que no me gustan mucho pero… Tienes que verlo es mortal. Me pidió el número. No sé, tal vez salgamos, qué se yo. Comparado con la rata sucia esa le lleva una morena. Aunque ami, aún lo extraño. Pero no… es ver hacia adelante.
No me voy a emocionar con este. Si se da algo bien, chévere. Pero hasta ahí.
AL: Debido al alto grado de desespero con el que se llega a esta etapa, es previsible que el tipo sea horrendo y bobo, pero ella es incapaz de notarlo porque sus sensores están atrofiados.
Fase 8: Houston…tenemos un problema.
OD: ¡Que lindo es! Me llama, y a cada rato un sms. Me agregó a toda vaina, hasta el twitter que casi no uso.
Ya hemos salido un par de veces. No aún no se cómo besa pero… uff tiene pinta que es de lo mejor. !Como huele! mmm.
Aún me duele lo del perro ese, pero yo me dije: la vida debe continuar, además todo el mundo me dice que todos los hombres no son iguales. De pronto este no lo es. Hay que arriesgarse. Mierda, ¿será que me estoy enamorando de este tipo?.
AL: En esta fase puede ocurrir una horizontalización de la relación, lo cual no evitará llegar a la próxima fase.
Fase 9: The same old song.
OD: Ami, ¿dónde estabas?. ¡Marica, me quiero morir! ¿Sabes lo que paso con el tipo?. ¿Puedes creerlooooo?.
AL: Ufffffff
Fase 10: El pasado ya pasó.
OD: No chama que va. ¡Yo si, nojoda!. Los tengo ahí a los dos, en el msn y el Facebook. Para que vean cómo estoy. Que vean de lo que se perdieron.
Cuerda de patanes.
AL: Regresar a la Fase 1.

Recomendamos escuchar a Fito Páez, El amor después del amor

viernes, 15 de enero de 2010

Recuerdos de 89 años


Livia Margarita González de Luy o "Margocita", como le conocen todos y todas quienes le conocen, es de Santa Bárbara del Zulia, donde nació el 13 de septiembre de 1920. Su padre, Luis Antonio González, era ganadero, y había quedado viudo luego del nacimiento de su primera hija, ella, mi mamá.

En julio de 2009, cercano a su cumpleaños 89, a ella le diagnosticaron demencia vascular. Según explicó el médico, las venas y las arterias se nos van tapando, y menos sangre llega y empiezan a ocurrir pequeñas muertes cerebrales.

Y entonces, quien esto padece, empieza a traer los recuerdos más lejanos, a los cuales de alguna manera confunde con el ayer. Los primeros días mi mamá quería irse a casa de su abuelita - quien la crió - y hablaba de sus tías.

En el proceso de atenderla, hemos utilizado a la música como una especie de terapia para mantenerla ocupada, despierta y entretenida.

Una noche, mientras escuchaba música conmigo y mi papá, empezó a traer al hoy los recuerdos de las 80 años atrás, entre finales de los años 20 y comienzos de los 30.

"Yo estudiaba en el colegio de una señorita llamada Carmelita Roldán. Nunca se casó. Era un colegio de niñas con dinero de Santa Bárbara. Cuando mataban una res, mi papá le mandaba carne. También le llevaba cuajada".

"¿Se habrá muerto la señorita Roldán?" se preguntó mi mamá en medio de la conversación.

"Conmigo estudiaba una morenita llamada Olga Martínez. Su papá se llamaba Trinidad y era sastre".

"Olga Martínez tocaba el violín. Yo estudiaba piano".

Margocita estudió hasta sexto grado, "cuando nos fuimos a Maracaibo. Tu sabes que en ese tiempo las mujeres estudiaban hasta sexto grado". Pero impresiona ver su letra, que ya no puede hacer con todo el equilibrio posible, perfecta, elegante y absolutamente legible.

Junto a esos recuerdos están todas las letras de las canciones. Es frecuente oirla acompañando a Alfredo Sadel a cantar Taboga, Simón Díaz, Felipe Pirela, Rocío Durcal, y con Oscar De León cantando Frenesi.

Es curioso pensar que mientras más viejo nos ponemos, son los primeros recuerdos, o aquellos que están más lejos, los que nos acompañan, aunque no nos demos cuenta.
En la foto de derecha a izquierda: Betty González (sobrina de Margocita), Jorge Manuel, Margocita, Mary y yo.