viernes, 13 de marzo de 2009

Venezuela, estado federado


Hace algunos meses atrás, el ilustre Doctor e Internacionalista Gualberto Briceño expuso en estas mismas páginas sus argumentos que justificaban la inclusión de Venezuela como estado libre asociado de los Estados Unidos de América (tesis que usted puede leer en http://www.chovet.com/nojile/briceno/estado.html).
Con ánimo de generar polémica (porque de eso vivimos los mortales) acudo hoy a exponer mi consideración, ante tan distinguido público, sobre porqué debemos convertirnos en un estado federado de Brasil. Si como lo leyó: yo creo que debemos ser brasileños.
Estoy convencido, y es mi labor convencerlos a ustedes en el día de hoy, de que existen innumerables ventajas tanto para los amazónicos como para los venezolanos si logramos fusionar ante el mundo estos dos territorios.
En primer lugar tendríamos una de las empresas petroleras más grande el mundo, la Nueva Petrobras, resultado de la fusión plena de PDVSA y Petrobras. Nos olvidaríamos de la idea de Petrosur, pero ya seríamos miembros del Mercosur. Pero no seríamos solamente un país petrolero. Con la capacidad industrial y el turismo de Brasil, dejaríamos de depender exclusivamente de los precios del petróleo para nuestro desarrollo.
Ambientalmente, este nuevo estado de Brasil – o sea Venezuela – cuya extensión sería menor que la del estado de Pará (que tiene como un 1,2 millones de kilómetros cuadrados), aportaría numerosas especies de plantas y animales únicas de su territorio que habitan en la Cordillera de la Costa, la Península de Paria o los Llanos. Además le daríamos una importante extensión de territorio andino y de mar caribe. Así, el nuevo Brasil, al cual perteneceremos, sería el país con mayor diversidad biológica del planeta.
En materia de políticas públicas, aportaríamos el programa “Muévete por Venezuela” que en adelante se llamaría “Muévete por Brasil” (o su equivalente en portugués). Esto es sumamente importante, porque los antiguos venezolanos tendríamos mayores estímulos para conocer nuestro nuevo país. Ir al Corcovado, a Iguazú, a Florianópolis, a los Carnavales de Río de Janeiro o Salvador de Bahía, sería conocer nuestra riqueza natural y cultural. Por cierto, en los carnavales de Maturín o de Caracas podríamos tener garotas de verdad.
Gracias a esta fusión, finalmente en el país se harían buenas telenovelas, con exteriores durante los 200 capítulos y con protagonistas negras que son negras y no blancas (extra)pasadas por solarios. Carolina Espada escribiría la segunda parte de El Clon, lo cual disfrutaría Isabel, una descendiente de árabes que vive en La Candelaria y que se fascinó por la producción de O Globo. También podría Carolina, con la ayuda de Ana Black y Adriana Villanueva, escribir la novela donde el alcalde de Curitiba, militante del Partido de los Trabajadores, se enamora de una concejala del Partido Socialdemócrata.

En el campo deportivo nos veríamos beneficiados por partida doble. Brasil – con el estado de Venezuela dentro de sus límites - exportaría cada año a decenas de jugadores de baseball a las Grandes Ligas. ¡Quién lo diría! “El brasileño Maglio Ordoñez terminó como líder en cuadrangulares de la liga americana” podría oírse en los próximos años.
Pero, y por si lo anterior fuera poco, se acabaría nuestra preocupación ante el próximo campeonato de fútbol porque – y seguro que coincidirá conmigo - ya estaríamos prácticamente clasificados. Integrarnos a Brasil sería algo así como un ¡pare de sufrir! ante nuestras posibilidades de llegar a Alemania 2006 y – para la felicidad de muchos - no necesitaríamos más el himno de los Caramelos de Cianuro para “torcer” por nuestra “verde amarella”.
Que bòm que Venezuela seja brasileira. Eso e muito legal.


NOTA: ARTÍCULO PUBLICADO EL 4 DE NOVIEBRE DE 2004 EN EL MUNDO.

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