viernes, 3 de enero de 2014

Chinos y motos, aciertos y desaciertos

Este dos de enero de 2014 me propongo a escribir sobre un par de asuntos que me han dado vuelta en estos días de vacaciones.
El primero: Saludos chinos
En las fechas navideñas la "Comunidad China" presentó una propaganda para desear feliz navidad y año nuevo a todos los venezolanos.  El cuadro lo componían señores en traje, muchas chicas lindas vestidas en rojo y posando como misses, hablando en perfecto español y algún cuadro final con bailarines vestidos en traje típico amarillo.
Muchas sonrisas y simpatía, para transmitir cercanía con el pueblo de Venezuela.
Aunque se puede agradecer el gesto, tenemos que reconocer que es raro, extraordinario, muy poco común, y la pregunta es ¿por qué el mensaje?
Es posible que usted lo sepa, o al menos tenga su tesis, y como yo tengo la mía y este espacio, me da por mencionarla.
Intuyo que la "comunidad China" pagó un estudio para medir la apreciación de los venezolanos sobre los chinos, y que el descubrimiento fundamental es que estos no se integran a los venezolanos, y por tanto sea natural que lo no nos gusten y menospreciemos su presencia. 
En el estudio, que estimo hicieron, encontraron un porcentaje de rechazo a los chinos como inversores en el país, sustentados en una estrecha relación con el gobierno nacional.
Por tanto, y si mi tesis es correcta, la propaganda navideña es una acción correcta para acercar a los chinos a los venezolanos, que requerirá de muchos otros mensajes (que no mencionaré) para mejorar la percepción hacia sus coterráneos dentro de uno de los países donde sus empresas parece que estarán presentes por muchos años.
El segundo: Motos sin control
Salgamos de esto de una vez:  los venezolanos odiamos a los motorizados; por su constante violación a las normas, su propensión a la anarquía, porque se creen dueños de las vías.  
Por otra parte las estadísticas en el país indican que ya se está convirtiendo en un problema de salud pública la cantidad de motorizados que mueren o sufren graves fracturas, muchas veces (aunque no lo reconozcan) por su manera de conducir.
Esos problemas, notablemente reconocidos, parecen ser ignorados por las empresas fabricantes de motos.  Las propagandas sobre motos que he visto hasta ahora se dedican a promocionar las máquinas con las curvas de Diosa Canales y a exaltar al motorizado trabajador, padre de familia, que usa casco, que respeta las leyes.
Puede que Diosa ayude a vender más motos, pero ignoro cual es la consecuencia de ensalzar la idea poco aceptada del motorizado ejemplar para los fines e la empresa o su responsabilidad social.
Creo que es desacertada la estrategia.  Para vincularse mejor con sus clientes (compran motos primero y luego los repuestos) la empresas deberían mostrarse más interesadas en promover aptitudes que terminen disminuyendo las muertes y los huesos rotos, a la par de mejorar el comportamiento de los que actúan diariamente al margen de la ley.







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