No crean que me estoy refiriendo al hecho de que ahora contamos
con dos satélites, el Simón Bolívar y el Francisco de Miranda, ni tampoco a que
– según nos promete el gobierno – pronto vamos a estar armando y vendiendo
satélites, que según parece tendrán la inscripción “De Falcón pal universo”. Para ello no hay que hacer mucho esfuerzo: uno
le paga esa vaina a los chinos, en cómodas cuotas petroleras, y se logra.
De dónde saco entonces mi afirmación que estamos adelantados
al futuro. Seguro que sabrán que esta semana
se cumplieron 50 años de la aparición de la serie animada los Supersónicos, una
familia del futuro compuesta por padre, madre, hija adolescente y niño imberbe
que contaban con una robot como ama de llaves y un perro como mascota. Como nos hicieron ver en la noticia
transmitida por CNN, ésta serie predijo situaciones que en 2012 son
comunes.
En los Supersónicos aparecieron las puertas corredizas, los
televisores de pantalla plana, los teléfonos celulares y las comunicaciones a
través de una de video, es decir, profetizaron el Messenger y el skipe. Aun no hemos alcanzado uno de los elementos
de mayor avanzada de la serie como son los autos voladores que se trasladaban
por autopistas aéreas perfectamente despejadas, y que se convertían en
maletines eliminando la necesidad de estacionamientos.
Sin embargo, y es aquí donde Venezuela se destaca, los
creadores de los Supersónicos previeron una cosa loca, más loca que tener
carros voladores y robots que preparen la comida y limpien la casa. Tan loca la situación que sólo en un país
como el nuestro era posible: en los
Supersónicos aparecieron por primera vez los moto taxistas. En un capítulo Lucero, la hija, llega a casa
montada en una moto taxi, sin placas, sin usar el casco y sin que el conductor
tuviera puesto un chaleco. Lo que faltó
en el guión es que el conductor se despidiera diciendo: “hasta luego mi bella”.
Algo tiene que tener nuestra gente que es capaz de hacer
realidad lo imaginado en 1962. Por eso
yo tengo mucha confianza en nuestra capacidad para que pronto no sólo podamos
tener carros voladores, sino otros desarrollos tecnológicos que atribuyen al
futuro en diversas series: máquinas de tele-transportación, construcciones en el
aire o viajes inter-estelares.
Por supuesto, estoy pensando tan solo en aquello que me
parece útil, pero no dejo de suponer que en las obras de ciencia ficción habrán
adminículos y situaciones que lucen positivas y auspiciadoras de un mejor
vivir, pero que en nuestra realidad venezolana pueden terminar siendo algo
equivalente a los moto taxistas.
Si eso nos pasa, nuestro país, más que el de los
Supersónicos será el de los Picapiedras.
Alejandro Luy, 29 sep. 2012
1 comentario:
Venezuela es un país que me encanta y por eso disfruto de ir a dicho país cada vez que puedo. Cada vez que obtengo vuelos baratos trato de viajar ya que es muy interesante disfrutar de otras culturas
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