domingo, 13 de diciembre de 2009

Ya no hay hombres…


Apenas escuché las primeras estrofas del himno favorito de las mujeres, el cual ellas empiezan a interpretar los 27 y no paran hasta varias décadas después, agradecí tener a mano la laptop cargada de música y mis audífonos extra-aislantes.
Y la suerte fue mayor porque estaba en el propio nido de cuaimas, rodeado por tres de ellas: la antesala de un consultorio ginecológico. El entorno entonces era favorable para que se explayaran en el canto lastimero y al mismo tiempo acusador, aprovechando que la única presencia masculina era yo.
La orquesta la empezó a dirigir la morena de unos 45, cuando arrancó con “en este país ya no hay hombres…los que hay están casados o son homosexuales”. Supongo que el lugar no le permitió decir, de una, “maricos”.
Al instante, la otra cuarentona más joven y la que aparentaba más bien unos 50 asintieron y le hicieron el coro. “Si vale yo no sé lo que pasa; parece que le tuvieran miedo a uno”, dijo la de 50, mientras que las otras seguían con el sube y baja de la cabeza.
“Fíjate yo lo que quiero tener es un muchacho y no encuentro quien...” Y en ese momento notó mi presencia la morena de 45, y creo que recogió un “me haga el favor”, el cual sustituyó por “esté interesado”. Acto seguido se inventó que el esposo de una amiga le echaba broma con eso, que él le hacía el favor, pero finalmente la preñez no había llegado.
Antes de abrir el bolsillo del morral, buscar los audífonos, escoger un disco de Fito Páez y echarlo a andar, me vi atrapado por esta letanía que ya la he escuchado demasiadas veces a manera de confesión de las mujeres: “en este país no hay hombres…los que hay están casados o son maricos”.
Una vez aislado gracias a la música, empecé a imaginarlas a cada una en su real realidad que ocultan bajo la frasecita que transfiere la responsabilidad a un país falto de hombres solteros. Podría apostar que a la cincuentona más de un “carajito” de 30 ó 35 se le ha acercado, y ella – posiblemente escarbando en la formación de las monjas o el qué dirán – habrá salido huyendo por la derecha con “esto es una locura”. Claro luego en su soledad, y en la ausencia de caricias y felicidad, lanza la estrofa “aquí no hay hombres y los que hay están casados o son maricos”.
Por otra parte me cuesta pensar que la de 45, al querer tener un muchacho, ignora que con seducir al primer hombre que le parezca atractivo, soltero, casado, joven o viejo, amigo o desconocido, y sin condón (camisinha, preservativo, cosito) de por medio lograría su objetivo de vida. ¿Acaso ella no sabe que los hombres somos básicos? Estoy seguro de que el esposo de la amiga del cual hablaba le ha dicho varias veces “vamos a darle”, a lo cual ella ha respondido: “ay no, es que tu eres el esposo de mi amiga”. Claro, en el consultorio o en la reunión de amigas, o en el bar, la excusa es la otra: “no hay hombres…están casados o son maricos”.
Al final, la declaración no es otra cosa que la manera de las mujeres de construir sus cordilleras para hacerse cada día más el difícil ejercicio de ser feliz. Una cadena montañosa elevada pensando en rodearla con el futuro feliz, en vez dedicarse la felicidad cada hora, cada día.
“Y a rodar, y a rodar y a rodar mi vida; y a rodar, y a rodar y a rodar mi amor
Yo no sé donde va mi vida, yo no sé donde va, pero tampoco creo que sepas vos”
En un ambiente como ese, Fito suena mucho mejor.


Alejandro Luy
13 de diciembre de 2009

2 comentarios:

Gabriel Meza dijo...

Veo una excelente oportunidad de negocio. Consultorios de soporte emocional, donde un "profesional" escucha los problemas de la mujer adulta contemporanea. En medio de la sesion se le ofrece a la cliente las opciones de servicio de terapia plus, eso si todo muy profesional, muy confindencial, todo es parte de la terapia de vanguardia. Con un buen marketing, auguro un negocio floreciente

Juan Gomez dijo...

Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron enfermedades de herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro, todavía buscaba un Cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. Al principio no podía creerlo, pero también me sorprendió después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy muy feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un medio ambiente mejor, comuníquese con el Dr. ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com también puede llamar o WhatsApp +2349123794867