lunes, 3 de marzo de 2008

Sun, sex and swimming


Deje volar su imaginación y construya una fantasía sexual. Ahora está con su pareja bajo el sol del trópico. Ambos desnudos compartiendo una espaciosa y solitaria piscina. De pronto, las condiciones los llevan a amarse durante una hora. ¿Cuántas veces cree usted que serán suficientes? ¿De cuánto será usted capaz? Dos, acaso tres o quizás cuatro. Supongamos que estoy hablando con un hombre y una mujer fuera de lote y en consecuencia decido que pueden copular 6 veces en un lapso de 60 minutos, mientras nadan y disfrutan del sol.
Siento decepcionarlos pero hay animales inferiores en la escala evolutiva que pueden hacerlo mucho mejor bajo las mismas condiciones de placer: el sol y una piscina, o algo equivalente. Tan inferiores como un ratón; bueno, un ratón un tanto grande.
Les hablo del chigüire, el roedor más grande del mundo que vive en buena parte del territorio americano, bajo los nombres comunes de carpincho, capibara, chigüiro o -evidentemente- chigüire. Estudios muy serios sobre esta gran especie de rata, cuya carne es consumida principalmente en Semana Santa en Venezuela y su cuero usado en Argentina, demuestra que el macho dominante del grupo copula con la mayoría de las hembras, algo común en especies de mamíferos sociales tan variados como los leones y los monos.
Pero no es un copula cualquiera como usted la conoce o -peor- la practica. Se trata de que en una hora, la pareja se la pasa dando vueltitas, y mientras tanto durante unas 23 veces el macho es macho y la hembra es hembra. Y todo esto bajo el sol llanero, nadando y buceando en un estero.
Si le parece asombrosa, interesante y estimulante esta historia arrancada de la naturaleza misma, debo decirle que no me sorprende que usted se sorprenda. Según la experiencia de una amiga, que estudió el comportamiento sexual de los chigüires para su tesis doctoral, hablar de este roedor y sus habilidades "amatorias" bajo el sol y dentro de un charca genera interés y sorpresa entre el más variado público: desde los doctorantes de la afamada universidad británica de Cambridge, provenientes de distintos lugares del mundo, hasta los muchachos de un colegio privado con nombre de santo de la ciudad de Caracas.
Sólo que para los primeros, la charla tuvo el muy sugestivo título "Sun, sex and swimming", mientras que la segunda se llamaba algo así como "El chigüire: un animal sorprendente", lo cual contribuiría con el desconcierto de los adolescentes que tienen las hormonas alborotadas. Me imagino que, de haber sabido esta historia, Hugh Hefner habría escogido al chigüire y no al conejo como imagen de su imperio. Tendríamos ahora las chigüiritas de Playboy.
Así que las próxima vez que se encuentre en una situación favorable para el sexo, una piscina y el calor del trópico, mire hacia abajo (en la escala evolutiva), siéntase como un chigüire y actúe en consecuencia.
Alejandro Luy
Publicado en El Mundo, el 14 de octubre de 2004

Ilustración Rogelido Chovet

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