lunes, 11 de mayo de 2009

Desarrollo sustentable: conservando al hombre del futuro


Hace algunos años se transmitió en televisión una pieza publicitaria que – en esencia – se valía de un falso dilema para llamar la atención sobre un problema de salud. “Estamos salvando a los bosques, estamos salvando las ballenas, pero cuándo salvaremos al hombre”. La voz madura y profesional, junto a las imágenes, inducía al espectador a pensar lo egoísta de la causa ambiental.
Echaron mano los publicistas de la condición predominante al inicio del movimiento ambiental donde el reto era hacer visible el deterioro del aire, el suelo, las aguas, la fauna y la flora como consecuencia de la actividad humana. Estamos hablando de los años 70 en el contexto de las naciones del primer mundo donde la producción industrial despreciaba el impacto sobre la calidad del agua o del aire y sus efectos en la salud a corto y a largo plazo. A lo sumo
podrían considerarse como “daños colaterales e inevitables”.
En contraposición nacieron las organizaciones y grupos “ambientalistas” y con ellos la presión ciudadana, quienes con sus advertencias han llevado a los gobiernos a establecer normas orientadas a disminuir el impacto de la actividad productiva sobre el entorno.
Es en los años 80 cuando se da un paso significativo desde el seno de la Organización de las Naciones Unidas sembrando la semilla de un nuevo modelo de desarrollo, que en esencia era una respuesta a la visión que sostenía que el crecimiento económico sería suficiente para el desarrollo de la humanidad. En esos años, las fallas del modelo existente eran contundentes: en la búsqueda del progreso económico se había generado más pobreza y daños irreversibles al ambiente.
Ese nuevo modelo no era otro que el Desarrollo Sustentable, término acuñado por primera vez en 1987 por la Comisión del Medio Ambiente y Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas en el documento “Nuestro Futuro Común”.
En ese escrito se dio a conocer el concepto de Desarrollo Sustentable (o Sostenible): “aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades". En este modelo se considera fundamental la interrelación entre factores sociales, económicos y ambientales para mejorar la calidad de vida, y además se prevé que esto debe cumplirse tanto para el hombre de hoy como para el ciudadano del futuro.
El asunto nacional Con la aparición del desarrollo sustentable se fueron originando acuerdos mundiales que comprometieron a países, a empresas e incluso a organizaciones no gubernamentales a ajustar instrumentos legales, declaraciones de principio y/o acciones – según sea el caso – para lo que se empezaba a perfilar como el gran cambio socio-ambiental del planeta.
Como en todo proceso de cambio al principio eran más las preguntas que las respuestas, más las justificaciones que las decisiones a emprender el nuevo camino, pero el movimiento fue tan poderoso que “el desarrollo sustentable” caló en las leyes, principios y acciones de instituciones públicas y privadas de una gran parte del planeta.
En el caso de Venezuela el compromiso del Estado con el desarrollo sustentable queda plasmado en los artículos 128, 310 y 326 de la constitución, y en la Ley Orgánica del Ambiente del 2006 se redefine el término como un “proceso de cambio continuo y equitativo para lograr el máximo bienestar social, mediante el cual se procura el desarrollo integral, con fundamento en medidas apropiadas para la conservación de los recursos naturales y el equilibrio ecológico, satisfaciendo las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las generaciones futuras”.
En el país existen iniciativas que, en la búsqueda por promover un desarrollo más sostenible, han logrado importantes resultados, en políticas públicas, proyectos y programas, participando en el diseño y ejecución de dichas acciones instituciones gubernamentales, organizaciones no gubernamentales, universidades y empresas privadas.
Desde noviembre de 2008, el Portal de Desarrollo Sustentable (http://www.desarrollosustentable.com.ve/) promueve el conocimiento de estas iniciativas a fin de que sirvan de referencia y aprendizaje tanto para instituciones públicas como privadas.
Una de las experiencias está en ejecución en Mérida y Barinas, donde la Fundación Programa Andes Tropicales decidió contribuir a la conservación de los valores naturales de la región, muchos de ellos protegidos dentro de los parques nacionales La Culata y Sierra Nevada, a través del fomento de ecoturismo en comunidades rurales. Así crearon una red de posadas, las
Mucoposadas, gerenciadas por los propios pobladores que recibieron apoyo económico y capacitación en turismo que permiten a los viajeros disfrutar de los recursos naturales y culturales, viviendo y comiendo como lo hacen las familias andinas que ahora cuentan con una fuente de ingreso adicional que mejora su calidad de vida.
A finales de los años 90, Fundación Tierra Viva se preocupó por la conservación del Parque Nacional Henri Pittier y la posible amenaza que representaba el abandono y cambio de uso de las fincas de cacao ubicadas en sus alrededores, particularmente en Ocumare de la Costa, que actúan como zonas de amortiguamiento y permiten el mantenimiento de la diversidad
biológica. Por ello diseñó el Proyecto Pittier: Parque, Hombre y Cacao mediante el cual se apoyó a productores/as de cacao para incrementar la producción de sus fincas, incorporando técnicas agroecológicas con el fin de lograr la certificación orgánica del rubro.
Luego de 10 años, en Ocumare de la Costa existen 35 unidades de producción del único cacao certificado como orgánico en Venezuela, cuyo valor ha alcanzado el segundo más alto del país (sólo superado por el precio del cacao con denominación de origen de Chuao). Además se ha incrementado la productividad de cada una de las fincas. Mayor producción y mejores precios
han representando mayores ingresos para los agricultores. Las fincas han sido recuperadas y aunque aun se deben hacer mayores esfuerzos para incrementar su rentabilidad es menos probable que estas sean abandonadas o convertidas en áreas para cultivos de ciclo corto. Mientras tanto se ha mantenido la cobertura vegetal que rodea a esa parte del parque.
En la Reserva de Biósfera Delta del Orinoco, que ocupa parte de los Municipios Tucupita y Antonio Díaz del estado Delta Amacuro, el Ministerio del Ambiente ejecuta un proyecto orientado a contribuir a un manejo de esta área protegida, generando beneficios para las comunidades warao que en ella habitan. Allí se integran proyectos de fomento de actividades productivas como artesanía y turismo comunitario, de acceso a agua potable, de cría de patos y chigüires que generen fuentes de proteína e incluso ingresos por la venta de excedentes.
Adicionalmente se promueve el monitoreo de recursos con la participación de miembros de la comunidades para llevar registro de consumo o uso de animales y plantas.
Pero, acaso el desarrollo sustentable es sólo válido para contextos naturales. De ninguna manera. La aplicación de criterios de desarrollo sustentable, donde se consideren la variable ambiental en la planificación, conlleva a mejorar la calidad de vida en las ciudades. En ello fue en lo que contribuyó el Instituto de Estudios Regionales y Urbanos de la Universidad Simón Bolívar cuando elaboró el Plan de Desarrollo Urbano Local y posteriormente el Plan de Gestión
Ambiental Urbana para Cantaura, estado Anzoátegui. Todo ello se tradujo en una mejor respuesta a temas de servicios públicos, vialidad, áreas verdes, etc. del municipio.
Y así hay otras iniciativas sembradas en Venezuela y guiadas por la búsqueda de una relación armónica entre los aspectos ambientales, económicos y
sociales: la explotación racional de ostras en Chichiriviche, estado Falcón para evitar la extracción ilegal y no sostenible en el Refugio de Fauna Silvestre de Cuare y el Parque Nacional Morrocoy, apoyada por la Fundación para la Defensa de la Naturaleza; la promoción del uso sostenible de productos no maderables en comunidades Ye’kwana en la cuenca del río Caura por la Asociación Venezolana para la Conservación de las Áreas Naturales; el fortalecimiento de asociaciones comunitarias de explotación de erizos y ostras en torno al Parque Nacional La Restinga por parte de Fundación Empresas Polar; la extracción de la langosta en el Parque Nacional Archipiélago de Los Roques atendiendo criterios de talla y época reproductiva que coordina la Autoridad Única de Área del Ministerio del Ambiente. En el ámbito académico
hay que destacar el Doctorado de Desarrollo Sostenible de la Universidad Simón Bolívar.
El cruce con el Comercio Justo
En muchos países de Europa, en los Estados Unidos de América, en Canadá o en Japón, ya es frecuente encontrar productos con una etiqueta que señala su certificación de “Fairtrade” o comercio justo. Nueces, café, cacao, tejidos, azúcar, algodón, frutas, miel, arroz, te o vino son algunos de los productos que provenientes de África, Asia o América llegan al primer mundo con la garantía de que en su producción se han atendido aspectos sociales, económicos y ambientales, es decir están acordes a lineamientos de desarrollo sustentable.
Esta estrategia, cuyo fin esencial es mejorar la situación de los productores de países en vías de desarrollo, precede en su concepción al desarrollo sustentable, pero su expansión es más reciente.
La iniciativa de comercio justo comenzó formalmente en 1964 cuando se realizó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, que condujo a acciones emprendidas por el organismo multinacional y por organizaciones no gubernamentales.
El comercio justo es considerado como aquel que permite abrir canales comerciales innovadores, dentro de los cuales la relación entre las partes se orienta al logro del desarrollo sustentable respetando la idiosincrasia de los pueblos, su cultura, tradiciones y los derechos humanos básicos.
Sin la certificación internacional, en Venezuela existen numerosas iniciativas comunitarias productivas, bajo la figuras de asociaciones, cooperativas o microempresas, que generan fuentes de trabajo e ingreso principalmente en comunidades rurales, y cumplen los requerimientos para ser considerados como comercio justo.
Convencida de la relevancia, oportunidades y beneficios del comercio justo para apuntalar el desarrollo sustentable, Fundación Tierra Viva inició en 2006 acciones enmarcadas en este concepto, orientadas a apoyar procesos de mercadeo y comercialización de productores en distintas áreas de Venezuela.
Hasta la fecha ha apoyado la venta de artesanía de indígenas Warao, Ye´kuana y Wayuú, chocolates y otros derivados de cacao, miel, hierbas aromáticas, jabones, tejidos, cestas y vasijas, café de sombra, mermeladas, provenientes de 9 estados, principalmente de áreas rurales.
Para hacer posible la comercialización de estos y otros productos, la estrategia ha contemplado la identificación de iniciativas ajustadas a los parámetros de desarrollo sustentable, la creación de la plataforma de comercio justo en el Portal de Desarrollo Sustentable, y alianzas estratégicas con Mercadolibre, la Unión Europea, empresas, instituciones públicas y organizaciones no
gubernamentales.
En estos tiempos, a diferencia de los lejanos 70, cada día es más difícil pensar y actuar en la conservación de la naturaleza sin integrarla a procesos económicos y sociales.
Por ello el desarrollo sustentable no es asunto de escoger entre una opción u otra; entre hombre y ambiente. No hay disyuntivas ni falsos dilemas. No se trata de que el hombre sufra a cuenta de la conservación ambiental, ni que la producción económica indefectiblemente debe cargar con pasivos ambientales, o que la pobreza sea el principal motivo de la degradación del entorno.
Quizás el desarrollo sustentable pueda garantizar la conservación del hombre del futuro, para lo cual ha de necesitar – indefectiblemente - un ambiente sano.
Artículo públicado en la edición Nº 31 de la Revista Climax. Abril 2009.

1 comentario:

Juan Gomez dijo...

Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron enfermedades de herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otro, todavía buscaba un Cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. Al principio no podía creerlo, pero también me sorprendió después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy muy feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un medio ambiente mejor, comuníquese con el Dr. ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com también puede llamar o WhatsApp +2349123794867