sábado, 19 de julio de 2008

De vacas y búfalos


Parece que hay dos opciones para contribuir con la conservación del yaguar frente a la amenaza de ser cazados por sus ataques a las vacas. Al menos eso pienso yo.
Resulta ser que los yaguares son unos depredadores ocasionales y oportunistas de ganado vacuno. Es decir, un yaguar o una yaguara va paseando por allí, y de pronto se encuentra a un becerro o a una vaca, y si tiene apetito no lo piensa dos veces y zuas… se abalanza sobre la presa, y resuelve su hambre.

Eso ha sido un problema porque por un lado los ganaderos pierden dinero y por el otro los felinos se enfrentan a otra amenaza para su conservación, además de la destrucción de su hábitat.
Entonces la gente preocupada por este problema, interesada en conservar a los jaguares a través de soluciones que satisfagan también a los ganaderos ha llevado adelante estudios y propuestas.
Uno de esos estudios, realizado por Almira y Rafael, que involucró la recolección de datos en seis hatos venezolanos, descubrió, según ella informó, que "si tú eres una vaca tienes 20 veces más probabilidad de ser comido por un tigre, que si eres un búfalo".
Al leer la conclusión, me pregunté ¿por qué esa preferencia? Será que las vacas tienen una carne más blanda o qué sus colores lucen más atractivos y apetecibles por los jaguares. O será por qué la vaca es hembra y el búfalo es macho.
"No Luy, es mas sencillo – dijo Almira-: las vacas son pendejas, los búfalos no".
Y entonces me preguntaba qué hacemos para salvar a los yaguares. Pues, como les decía al comienzo, a mí me quedan dos opciones: o las vacas aprenden defensa personal o los felinos se vuelven vegetarianos.
Seguro que habrá otras opciones, y a buscarlas están dedicados los ecólogos serios y no yo.


Alejandro Luy

16 de junio de 2007
luydavila@cantv.net
www.chovet.com/nojile

sábado, 12 de julio de 2008

Igualito


Hace un año y ocho meses, espeté un ”no me jodan” a los argumentos de los representantes de la Federación Médica Venezolana ante su cuestionamiento a la decisión del gobierno de extender a dos años el lapso de vigencia del certificado médico de conducir. (Lea el artículo en http://alejandroluy.blogspot.com/2008/07/no-me-jodan.html)
Yo que me quejaba de la parodia que representaba el acto médico asociado al cumplimiento de la obligación de portar el bendito certificado para conducir, acabo de percatarme de que todo está igualito. Un decreto, y 20 meses no son suficientes para pasar del simulacro a una perfecta ejecución.
Hace sólo horas llegué de un operativo de Mercal en la Avenida Bolívar. Y allí estaba una doctora que en menos de 1 minuto, me dijo “tápese un ojo y lea la línea 9”, a lo cual obedecí para que viniera la nueva orden “ahora tápese el otro ojo y lea la línea 8”. Dije las letras y listo.
Por primera vez en la historia de este sacrosanto acto, no me tomaron la tensión ni me pasaron el librito para ver si era daltónico. Era las acciones mínimas que conformaban el paro que hacían los galenos de Medicina Vial. Hoy me cobraron 35 y plastificaron el papelito.
Según la doctora de medicina vial, que me atendió a mí y al menos a otras 25 persona, allí al margen de la Avenida Bolívar, soy apto para manejar. También el septuagenario que sin lentes no fue capaz de leer las líneas 8 y 9 pero que igual se llevó su certificado.
¿Dije que todo era igualito a lo que sucedía hace un año y ocho meses? No debo mentirles; estoy obligado a ser honesto. Creo que la vaina está peor.

12 de julio de 2008

¡No me jodan!


El otro día, al no creer que mi amiga Adriana no fuese capaz de bajar una foto de un diskette hacia el disco duro de su computadora y de allí adjuntarla a un correo cuyo destinatario era Paco, a mi me pasó por la mente que todo se trataba de una justificación absurda que escondía alguna realidad más sencilla, que ella no deseaba revelar. Algo así como un "mi prima no me ha enviado la foto". Fue por ello que decidí escribirle un ¡No me jodas!, cuyos resultados no fueron nada positivos. ¡Misógino! soltó por esas teclas.
A pesar de tan desagradable situación, y corriendo todos los riesgos, hoy no puedo escaparme y debo decir, ahora el plural, ¡no me jodan! Los destinatarios de mi natural expresión son los miembros de la Federación Médica Venezolana.
No se si ustedes saben pero el gobierno, vaya a saber usted porqué real razón, motivo y circunstancia, decidió que los certificados médicos viales ahora tendrán una duración de dos años. A la situación,
Rafael Ortega, Director de Medicina Vial de la Federación Médica de Venezuela ha dicho (http://www.federacionmedicavenezolana.org/index.php?option=com_content&task=view&id=5579&Itemid=1): "la consulta que se realiza antes de entregar el documento permite hacer un pequeño análisis de la salud integral de los conductores… Los accidentes de tránsito son la tercera causa de muerte en el país, y la primera cuando de jóvenes se trata... realizar la consulta, con una periodicidad semestral o anual, … permite detectar precozmente enfermedades como la hipertensión o algún deterioro en la memoria o en los sentidos de la vista y la audición". Perdonen, pero ¡no me jodan!
Dejemos algo en claro: yo no se si la decisión de prolongar la duración del certificado es buena o mala, aunque sospecho que la razón última no tiene mucha relación con la seguridad vial. Pero de lo que si estoy convencido es que aprobar el examen de medicina vial de ahorita no es ninguna prueba que demuestre una "salud integral" del conductor. Estoy seguro de que un número importante de fallecidos en accidentes de tránsito tenían su carnecito vigente. Es más casi podría afirmar que el certificado sirve exclusivamente para que no te matraqueen los fiscales por andar ilegal, porque uno ya sabe si es miope, daltónico o hipertenso, sin necesidad de ir hasta el especialista de medicina vial.
Así que, para hacerlo sencillo, señores de la Federación Médica Venezolana, ¡no me jodan!


27 de noviembre de 2006

miércoles, 9 de julio de 2008

Noticias que deprimen


De verdad quedé en shock. La noticia me dejó impactado. Nunca pensé que el ser humano podía ser tan despiadado, más aun con una pobre limosnera de 60 años de edad. ¿Cómo es posible que la maldad llegue a esos extremos?
No se si ustedes se enteraron pero resulta que la Sra. Laxmi Das, que vive en el norte de Calcuta, India, de 60 años de edad y con 44 años en el oficio de pedir limosna había logrado ahorrar un pucho de monedas que guardaba en baldes de hierro, y los cubría con sacos de yute en su humilde casa.
De esta manera, la Sra. Laxmi tenía a la mano su pequeña fortuna, que logró amasar por que "ella solía gastar de su colecta diaria con frugalidad y ahorraba las monedas. Era muy posesiva con ellas", según cuenta su hermana Asha.
Pero es aquí donde empieza la lamentable historia. Resulta que por motivos de seguridad, unos policías la convencieron llevar sus monedas al banco, para que abriera una cuenta de ahorros.
La recepción no pudo ser peor. Fíjense lo que dijo el portavoz del Banco Central de la India, Shantanu Neogycias: "Aceptaremos esas monedas también porque ella es pobre y necesita toda nuestra ayuda".
Analice la frase: "aceptaremos esas monedas", como si "esas" fueran cosas sin valor, y remata " es pobre y necesita toda nuestra ayuda". ¿De cuando acá un banquero tiene como trabajo ayudar a la gente?
A mi me da mucha tristeza porque ahora la Sra. Laxmi tendrá que dedicar horas cada vez que vaya a retirar su dinero en el banco, igual que le pasa a miles de pensionados en Venezuela. A la protagonista de esta historia le restará tiempo para realizar su labor, que como sabe es pedir limosna.
Además, si le dan la tarjeta de crédito habrán roto con su "frugalidad", porque no hay mezcla más peligrosa para el ahorro que una mujer y una tarjeta de crédito.
Total que la acción despiadada de un conjunto de agentes e instituciones han llevado a una nueva vida que seguro hará más pobre e infeliz a la mujer.
Pobre Sra. Laxmi: ahora será cliente de un banco.
9 de julio de 2008